¿Alguna vez has enviado fotos sin ropa a tu pareja? En días como los de hoy no es complicado encontrar muchos de estos archivos que en algún momento se enviaron en secreto, dando vueltas en la web. Es fácil dar con fotos, videos, audios privados. Muchos de estos “archivos amorosos” no están en Internet por casualidad o por mutuo acuerdo, lo están por venganza, despecho o rabia.

Existen ocasiones en las que enviar una foto subida de tono a la pareja por mensaje de Facebook o WhatsApp puede resultar una “necesidad inmediata”, sin embargo, hay que pensar en las posibles consecuencias a futuro.

No es condición que las personas involucradas en el “sexting” estén en pareja, pueden conocerse gracias a redes sociales, en una fiesta, intercambiar números y empezar a conversar a diario. Son múltiples los escenarios en los que “comenzar a subir el tono de las conversaciones” se puede dar.

¿Violencia?

En algunos casos las fotos y videos que se envían de manera privada terminan repartidas en redes sociales. Pero mucho de este material audiovisual no es grabado ni fotografiado por quien aparece en él, sino que es registrado en secreto, sin que la víctima lo sepa.

No necesariamente es usado para chantajear, la mayoría de las veces se sube a blogs sin que la víctima lo sepa, sin tener idea alguna de que su imagen está siendo vistas por miles de personas en la web.

Tal como menciona el portal de noticias inglés The Guardian, la “porno-venganza” está vinculada a algo más amplio que la desigualdad de género y la misoginia.

Internet es un espacio social formado por personas que están en sociedad dentro y fuera de la web. Lo que pasa en la web es un reflejo de lo que está pasando en la “realidad por excelencia” o en lo “out-line”. Por lo tanto, en la calle, en las casas, en las instituciones está pasando lo mismo, y ésto se replica en Internet, donde tiene más notoriedad. Y es que algo que pasa en espacios privados sólo es presenciado por un grupo mínimo de personas y en la web es público, alcanzable sólo con un click.

En este sentido, la pornografía como venganza es una conducta producto de abusos constantes. Llega a revalidar posturas de odio, de resentimiento, de malas prácticas que no se pueden esconder. A pesar de que la web nos permitE la posibilidad de poseer múltiples identidades, estos sentimientos y subjetividades trascienden lo virtual y gracias al anonimato que nos brinda estar tras un computador, se silencia a mujeres, minorías raciales, a personas con orientaciones sexuales distintas, y se exponen bienes digitales a libre disposición: fotografías, videos, archivos de audio.

“El porno venganza es una práctica propia de la masculinidad hegemónica que tiene que ver con la injuria hacia las mujeres y con la misma violencia hacia las mujeres, en este caso se usa un dispositivo donde la imagen de la mujer queda como evidencia de prácticas que podrían resultar injuriosas para estas personas”, comenta a BioBioChile, Clive Echagüe Alfaro, psicólogo y docente de la Universidad Católica del Norte.

“En el caso de parejas heterosexuales, el sexting es sólo una forma de violencia dentro de la relación, por lo general, eso incluye humillar a la persona ante los demás. Luego de estos actos, siempre el agresor protege su lugar ya que por lo general no se le asocia a violencia, sino a una venganza amorosa. Entonces el resto hace una evaluación moral de la agresión, donde la mujer siempre es denostada. En ese caso siempre sería ella ‘la que se lo buscó, la que se dejó grabar’. Violar ese espacio de privacidad, es ante todo un acto de agresión que tiene por objetivo injuria a la otra persona, que por lo general son mujeres. Es un tipo de dominación también bastante común”, enfatiza.

¿Cómo protegerse?

Tal como te comentábamos en BioBioChile existen maneras prácticas y muy eficientes para proteger tu cuenta sobre todo del robo de información.

1. No compartas tus contraseñas

Para muchas personas, compartir la contraseña de su perfil en redes sociales con su pareja es sinónimo de confianza. Pero recuerda, las relaciones también terminan y el que tu ex-pareja tenga acceso a tu perfil de Facebook, mensajes privados y fotos puede resultar muy peligroso.

2. Habilita la autenticación de doble factor para el acceso a tu cuenta en redes sociales

Esta función añade una capa adicional de seguridad al proceso de acceso a la cuenta, al pedir al usuario que aporte dos formas de autentificarse. La primera – en general – es la contraseña. El segundo factor puede consistir de un código recibido por SMS o email. La teoría general detrás de la doble verificación es que, para poder acceder, tienes que saber algo y también poseer algo.

3. No tomes o envíes fotos comprometedoras

Nuestra reputación no sólo existe en el boca a boca, sino online y para todo el mundo. Utiliza el sentido común y no te tomes o compartas fotos o videos que puedan terminar perjudicándote. Si decides compartir este material es importante que lo hagas mediante servicios de mensajería que encripten datos, no permitan el reenvío a otras personas, bloqueen las capturas de pantalla (a menos que la persona que lo haya enviado sea avisada del hecho) o permitan la destrucción de los mensajes. Sin embargo, ten en cuenta que si esta información es publicada en línea no desaparecerá del mundo virtual.

4. Chequea tu configuración de privacidad en redes sociales

Decide quién puede tener acceso y quién no a tus fotos personales.

5. No vincules tu dispositivo móvil con equipos de tu pareja

Si lo haces podrá tener acceso a todas tus fotografías y hacer uso de ellas sin tu consentimiento.

6. Utiliza las vías legales para denunciar al responsable

Dado al aumento de este tipo de incidentes y del daño psicológico y moral que le causa a sus víctimas, más y más países han adoptado legislación que establece una sanción para aquel que divulgue una comunicación no destinada a ser pública, aunque le haya sido dirigida.