El miércoles pasado, la compañía SpaceX intentó reciclar su cohete Falcon 9, aterrizándolo suavemente sobre una plataforma robótica emplaza en el Océano Atlántico. De haberlo logrado, habría sido una gran hazaña para la ingeniería espacial, pero como ya debieras saber, fracasó.

El cohete Falcon 9 despegó como estaba previsto de su plataforma de lanzamiento en el centro de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, Florida (sudeste de EEUU), cerca del Centro Espacial Kennedy, tras una postergación el lunes debido a condiciones meteorológicas adversas.

La empresa con sede en California planeaba recuperar el primer piso del cohete Falcon 9, controlando su descenso y haciéndolo aterrizar sobre una plataforma flotante en el Atlántico, a varios cientos de kilómetros de la costa de Florida.

Elon Musk, dueño de SpaceX, escribió en Twitter que de hecho “el cohete aterrizó en el barco-drone, pero demasiado violentamente para su supervivencia”.

En su perfil, añadió después un video de Vine donde muestra lo que las cámaras registraron, aunque se corta abruptamente para saber qué pasó después.

Pero eso hasta hoy, ya que la cuenta en YouTube de la compañía espacial liberó las imágenes más definidas, que permiten ver la explosión posterior, tras el fallido aterrizaje.

El empresario de internet y multimillonario Elon Musk busca revolucionar la industria espacial haciendo que estos equipos sean reutilizables para vuelos espaciales comerciales, lo cual ahorraría millones de dólares porque los cohetes de lanzamiento siempre son descartados.

Su primer intento tuvo lugar el 10 de enero, cuando el motor alcanzó la plataforma pero se rompió en múltiples pedazos, mientras que en febrero SpaceX debió renunciar al intento porque había un fuerte oleaje en el mar.

De todos modos, Musk había estimado el lunes en Twitter, antes del lanzamiento, que las “posibilidades de éxito siguen siendo inferiores al 50%”.