Por 36 horas semanales se cerrarán las compuertas aguas arriba en el río Aconcagua, según lo decidieron los regantes de las cuatro secciones del río. Sin embargo, para la tercera sección esta medida sigue siendo insuficiente.

El cierre de compuertas busca permitir el riego de cultivos en las zonas de Olmué, Limache y Quillota, entre otras secciones indebidas.

Para Walter Rieguel, presidente de la Tercera Sección del río, aceptar el acuerdo es “asumir el mal menor, en espera del bien mayor”, agregando que no contaban con otra alternativa: “agarramos estas 36 horas horas o no agarramos nada”.

Insistió en que siguen en búsqueda del “bien mayor”, que sería contar con el embalse Puntilla del Viento para la primera y segunda sección, y el Embalse Catemu para la tercera y cuarta, opinión en sintonía con la del gobernador de Quillota, César Barra.

El seremi de Obras Públicas, Miguel Saavedra, señaló que en las mediciones de caudales que realiza la Dirección General de Aguas en el río Aconcagua se registra un pequeño aumento producto de los deshielos. Se estima que esta situación disminuya en diciembre, por lo que para esa fecha se espera que opere la batería de pozos “para apoyar a todos los regantes de la cuenca”.

Dicha visión no es compartida por Walter Riegel, ya que la batería de pozos no sirve para la tercera sección.

2014 es el quinto año de sequía, lo que ha provocado la pérdida de 7.000 hectáreas de las 25.000 que existían en la Tercera Sección del Río Aconcagua. Hoy están recibiendo 700.000 litros de agua, lo que, según Riegel, corresponde a un metro cúbico, caudal que se divide en 16 canales.