El hombre de Neandertal, primo prehistórico de los humanos, consumía plantas vegetales y frutas, además de carne, revela el análisis de excrementos petrificados hallados en España que datan de 50.000 años atrás.
Los investigadores, cuyos trabajos fueron publicados el miércoles en la revista científica estadounidense PLOS ONE, examinaron restos de coprostanol digerido, versión animal del colesterol, y de fitosterol, un componente de los aceites vegetales, presentes en restos de excrementos encontrados en los sedimentos del sitio de El Salt, en el sur de España.
Aunque todas las muestras, analizadas en un laboratorio del Massachusetts Institute of Technology de Boston, contenían coprostanol, sustancia química que prueba el consumo de carne, dos de ellas presentaban restos de fitosterol de plantas que marcan los primeros indicios directos que el hombre de Neandertal podría haber sido omnívoro, como lo es el humano moderno.
Hasta ahora los científicos no habían logrado reconstituir el régimen alimentario de los neandertales. La mayoría de los indicios, como los que fueron encontrados con el análisis de los isotopos de azufre y de carbono en fragmentos óseos, no permitían llegar a una conclusión.
Otras investigaciones habían logrado también identificar microfósiles de vegetales ubicados entre los dientes de neandertales, lo que permitiría pensar que cultivaban y cocían una variedad de plantas para consumirlas, además de la carne de los animales que cazaban.
Según Ainara Sistiaga, investigadora de la universidad española de La Laguna, es igualmente posible que el hombre de Neanderthal no consumiera plantas directamente sino que las ingiriera al comer el contenido del estómago de los animales.
Sistiaga explicó también que los neandertales utilizaban muy a menudo sus dientes como herramienta, al morder los vegetales para cortarlos pero no necesariamente para comerlos.
Los resultados del análisis de estos excrementos indican en cambio que consumían con bastante regularidad cantidades significativas de plantas como tubérculos, bayas o ciertos frutos, estiman los investigadores.
“Pensamos que probablemente comían lo que hallaban, dependiendo de estaciones y climas”, concluyó Ainara Sistiaga.
“Hasta ahora los paleontólogos se concentraban en el análisis de los residuos encontrados en herramientas y otros objetos, pero 90% de la arqueología radica en los sedimentos”, observó.