El presidente Barack Obama aceptó este viernes la renuncia del cuestionado director de la Administración de Veteranos de guerra, Eric Shinseki, quien debió pagar el precio de un escándalo sobre la atención médica a militares estadounidenses.

El director del organismo que se ocupa de los ex combatientes estaba desde hacía varias semanas en una situación cada vez más endeble por las revelaciones sobre graves anomalías en los hospitales que atienden a los veteranos, en particular en Phoenix (Arizona, suroeste), donde responsables están acusados de haber puesto en funcionamiento un sistema para ocultar la amplitud de las listas de espera.

En tanto, los retrasos en la atención le habrían costado la vida a 40 pacientes.

Al anunciar la renuncia en conferencia de prensa, Obama elogió calurosamente a Shineski, damnificado tras participar en la guerra, pero admitió que mantenerlo en el cargo habría sido una fuente de polémica en esta crisis.

Obama manifestó que un informe preliminar de Shinseki había concluido que las tardanzas y otras fallas en el sistema de salud de los ex combatientes no estaban acotados a las instalaciones de Arizona, sino que eran sistémicos y abarcaban a todo el país.

“Cuando comenzó la crisis hace meses, dije que pensaba que el problema era limitado y aislado” en los servicios de Phoenix. “Ya no lo pienso. Es un problema sistémico. Confié demasiado en algunos colaboradores”, afirmó este viernes Shineksi.

“No puedo explicar la falta de honestidad de ciertos dirigentes de nuestros establecimientos de salud. En 38 años en servicio, esta es una cosa que raramente encontré”, agregó, anunciando que empezó un procedimiento destitución de los directivos del hospital de Phoenix.

Obama había prometido el miércoles que se aplicarían sanciones si la investigación en curso demostraba que se habían cometido faltas. Consciente del costo político que supondría que se demostrara que su gobierno maltrata a los veteranos, nombró a uno de sus hombres de confianza, Rob Nabors, para que encabezara una auditoría.

“Tal como Shinseki me lo dijo esta mañana, la Administración de Veteranos necesita una nueva dirección. No quería ser un obstáculo”, afirmó Obama en una apresurada declaración en la Casa Blanca tras reunirse con Shinseki. “Mi valoración es que desgraciadamente tiene razón”, agregó.

“No tenemos tiempo para distracciones. Necesitamos arreglar el problema”, advirtió. En tanto, legisladores republicanos y algunos demócratas reclamaban desde hacía tiempo la dimisión de Shineski.

El republicano Jeff Miller, que dirige la Comisión de Veteranos de Guerra de la Cámara de Representantes, admitió tras la renuncia que Shinseki es un hombre “honorable”, agregando que durante su mandato hubo una “falta de responsabilidad generalizada” frente a los empleados y directivos que hicieron mal su trabajo.

Esta es la segunda vez en menos de dos meses que un ministro de Obama debe renunciar por mal funcionamiento de los organismos. En abril, la entonces ministra de Salud, Kathleen Sebelius, abandonó su puesto tras el lanzamiento con grandes problemas de un punto central de la reforma sanitaria de la administración, el “Obamacare”.