Ucrania lanzó este domingo una “operación antiterrorista” en el este del país contra “la guerra” de los insurgentes prorrusos, y Rusia respondió llamando a una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, que tuvo lugar esta misma noche sin mayores resultados.
Ésta fue escenario de un diálogo de sordos entre las partes. Kiev acusó a Moscú de haber orquestado las tensiones en la región, mientras ésta le advirtió que “deje de emplear la fuerza contra el pueblo ucraniano”.
“La sangre ya fue derramada y hay que evitar de manera urgente una nueva escalada”, dijo el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, quien pidió a los occidentales, fundamentalmente a Estados Unidos, que presionen a las autoridades de Kiev para que “dejen de utilizar la fuerza contra el pueblo ucraniano e inicien un verdadero diálogo”.
“Occidente será quien determinará si la guerra civil en Ucrania puede ser evitada”, dijo.
Tras denunciar “la desinformación y la propaganda rusa”, su par estadounidense, Samantha Power, acusó a Moscú de haber “creado y orquestado la inestabilidad” en el este de Ucrania, señalando en particular lo ocurrido en Crimea.
Moscú había pedido el domingo por la tarde esta reunión a puertsa cerradas para “consultas informales”, ante la tensa situación en el este de Ucrania, donde se produjeron choques entre fuerzas ucranianas y activistas prorrusos armados, y por declaraciones del presidente interino de Ucrania Olexander Turchinov, quien anunció el lanzamiento de “una operación antiterrorista de gran envergadura” contra los insurgentes pro-rusos en el este de Ucrania.
Kiev, por su parte, también acusó a Moscú de “librar una guerra” contra su país.
“Se ha vertido sangre en la guerra que Rusia libra contra Ucrania”, afirmó el presidente ucraniano interino, Olexandre Turchinov, en un discurso televisivo, en el que anunció que había ordenado el lanzamiento de una “operación antiterrorista de gran envergadura” contra los militantes prorrusos.
Moscú respondió de inmediato al denunciar el “orden criminal de Truchinov de recurrir al ejército para reprimir las protestas” y pidió una reunión “urgente” del Consejero de Seguridad de la ONU.
“Actualmente, la posibilidad de evitar una guerra civil en Ucrania depende de Occidente”, añadió el portavoz del ministerio ruso de Exteriores Alexandre Lukashevish.
Grupos de hombres armados, vestidos en su mayoría con uniformes sin insignias, lanzaron el sábado una serie de ataques visiblemente coordinados en varias ciudades del este mayoritariamente de habla rusa de Ucrania, región fronteriza con Rusia.
El nuevo brote de violencia ha provocado temores de que Moscú, que ha desplegado hasta 40.000 hombres en la frontera, se sirva de la tensión para intervenir. El presidente ruso, Vladimir Putin, prometió defender a “cualquier precio” a los ciudadanos rusos de la ex Unión Soviética.
También hace temer por el mantenimiento de las conversaciones previstas la semana que viene para tratar de resolver la peor crisis entre el este y Occidente desde el final de la Guerra Fría.
“Guión de Crimea”
Los incidentes en el este del país recuerdan a los acontecimientos de Crimea en marzo, incorporada a Rusia tras la intervención de grupos de hombres armados sin identificar -militares rusos, según los observadores- y un referéndum controvertido.
“No dejaremos que se repita el guión de Crimea”, advirtió así Turchinov. El parecido en la forma de operar ha sido también denunciado el domingo por el jefe de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y la embajadora estadounidense en la ONU, Samantha Powers, quien amenazó a Rusia con nuevas sanciones.
Francia se pronunció el domingo a favor de “nuevas sanciones en caso de escalada militar”.
La contraofensiva ucraniana estaba principalmente dirigida contra Slaviansk, una ciudad del este del país donde el sábado grupos armados prorrusos se apoderaron de edificios de la policía y de los servicios de seguridad, según el ministro del Interior, Arsen Avakov.
Este anunció en su página Facebook un muerto y cinco heridos entre las fuerzas gubernamentales y “un número indeterminado” de víctimas entre los separatistas.
La administración regional elevó el balance de heridos a nueve.
Los fotógrafos de la AFP en Slaviansk sin embargo no observaron combates en la ciudad, de 100.000 habitantes, sobrevolada a baja altitud por helicópteros militares. Separatistas armados tomaron el control de un puente en la entrada de la ciudad.
Una habitante de Slaviansk, Elena, de 47 años, describió una situación en la que “la gente espera a que empiece la guerra”.
Otro grupo de insurgentes se apoderó de una comisaría y del ayuntamiento de Kramatosk, una ciudad vecina, según las autoridades regionales.
Manifestaciones
El domingo durante el día se celebraron también manifestaciones prorrusas y otras a favor de la unidad de Ucrania en diferentes ciudades del este, según las autoridades regionales. En Mariupol, en el mar de Arzov, los manifestantes tomaron sin enfrentar resistencia la sede de la adminsitración e izaron la bandera de la “república de Donetsk”.
En Jarkov, gran ciudad del este en la que se han registrado disturbios prorrusos, unos enfrentamientos entre manifestantes de ambos bandos dejaron una cincuentena de heridos.
Tras una primera serie de insurrecciones, grupos de activistas prorrusos proclamaron a principios de abril la independencia de Donetsk, una de las principales ciudades del este del país. Sin embargo, estos manifestantes controlan únicamente dos edificios oficiales de la ciudad.
Los manifestantes prorrusos exigen la celebración de referéndums sobre una “federalización” de Ucrania o sobre la anexión de estas regiones a la vecina Rusia. Kiev se niega y no acepta más que una “descentralización”.
Moscú no reconoce al gobierno interino ucraniano proeuropeo que llegó al poder tras la destitución a finales de febrero del presidente prorruso Viktor Yanukovich.
Rusia niega estar detrás de las tensiones en el este de Ucrania y su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, repitió el sábado que su país no tiene intención de anexar las regiones orientales de su vecino.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, “muy preocupado” ante “los crecientes riesgos de enfrentamientos violentos”, pidió a todas las partes “ejercer la máxima contención” y a dialogar para disminuir la tensión.
El próximo jueves se reunirán en Ginebra representantes de Rusia, Ucrania, Estados Unidos y de la Unión Europea para hablar de esta crisis, la peor entre el Este y el Oeste desde la Guerra Fría. Moscú pidió además que los prorrusos ucranianos estén representados en las discusiones para que expongan sus “intereses legítimos”.