Un coche bomba mató el jueves a 30 personas en un mercado al nordeste de Bagdad, lo que eleva a más de 5.800 los muertos en la espiral de violencia que sacude el país desde enero, informaron fuentes policiales y médicas.
El atentado también causó 40 heridos y fue cometido en Saadiya, en la provincia de Diyala, añadieron.
Según las mismas fuentes, el coche estalló hacia el mediodía (09HOO GMT) en un barrio donde viven muchos kurdos chiitas, en una zona que se disputan el gobierno central y la región autónoma del Kurdistán.
Los insurgentes suelen aprovecharse de las tensiones entre las dos partes para cometer ataques.
El 14 de noviembre, un suicida mató a 32 personas en un ataque contra una concentración de fieles durante las conmemoraciones religiosas chiitas del Ashura, una de las más importantes para esta comunidad musulmana mayoritaria en Irak, que suele ser blanco de ataques de extremistas sunitas.
El miércoles una oleada de atentados con coches bomba y ataques se saldó con 59 muertos y más de un centenar de heridos en el país.
Frente a la espiral de violencia que ensangrienta a Irak desde el comienzo del año, el primer ministro chiita Nuri al Maliki pidió en octubre la cooperación de Estados Unidos para luchar contra Al Qaida, que ha reivindicado numerosos atentados.
Los soldados estadounidenses se retiraron de Irak hace casi dos años. Habían invadido el país en 2003, para derrocar al régimen de Sadam Husein, acusado de poseer armas de destrucción masiva que nunca se encontraron.
La violencia se debe en parte al profundo descontento de la minoría sunita, en el poder durante el régimen de Sadam Husein, contra el gobierno controlado por los chiitas, acusado de multiplicar las detenciones arbitrarias.
La ONU y numerosos diplomáticos han pedido a Maliki que adopte reformas para evitar una mayor marginación de esta comunidad.
Los políticos temen además que la violencia se intensifique a medida que se acerquen las elecciones generales previstas el 30 de abril.