El juez que investiga desde septiembre el presunto asesinato de una niña china de 12 años adoptada por un matrimonio español, cuya muerte conmocionó al país, acusa a la pareja de drogarla y asfixiarla, en un documento judicial divulgado este miércoles.
El cuerpo de Asunta Yong Fang Basterra Porto, adoptada cuando era un bebé, había aparecido sin vida el 22 de septiembre de madrugada en una pista forestal del municipio gallego de Teo, cercano a Santiago de Compostela, en el noroeste de España.
Sus padres adoptivos, Rosario Porto, una abogada de 44 años, y su ex marido, el periodista de 49 años Alfonso Basterra, ambos en prisión preventiva desde el 27 de septiembre, había sido imputados de asesinato el 18 de octubre.
El juez encargado del caso levantó este martes el secreto de sumario, afirmando que ambos imputados se negaron a colaborar con la investigación hasta que lo hiciera y envió la instrucción a la partes.
Su auto judicial, publicado este miércoles por la prensa española, arroja nueva luz sobre el caso.
Porto es considerada “responsable de connivencia con el otro imputado, de drogar durante un periodo de al menos tres meses a su hija, y de asesinarla mediante asfixia mecánica el día 21 de septiembre”, afirma el magistrado en su auto.
“Al igual que había efectuado los episodios anteriores, el día 21 de septiembre fue él (Basterra) el que suministró a la menor una dosis tóxica de orfidial para privarla de toda voluntad y defensa y presuntamente facilitar la acción de asfixia, en un plan concordado con Rosario”, agregó.
El magistrado se basó para ello en “los resultados de la autopsia y análisis de toxicología”, así como en “declaraciones de personas del entorno de la menor”.
Y subrayó que los acusados habían cambiado durante los interrogatorios su versión inicial de lo ocurrido e incurrido en “contradicciones palmarias con pruebas objetivas”.
El juez acusó asimismo a Basterra de haber ocultado su ordenador y su segundo teléfono móvil “por razones que se escapan a esta instrucción”.
En un caso muy mediatizado, los padres adoptivos negaron desde la cárcel haber matado a Asunta.
“Nada de lo que se ha contado al respecto tiene sentido. Si la niña tomó la superdosis de Orfidal que dicen, habría salido ya de mi casa moribunda, y no es así”, había asegurado Basterra en una entrevista a El Correo Gallego, diario en el que trabajó varios años.
En una carta manuscrita a un programa de la televisión privada Tele5, Porto expresó su “perplejidad por las múltiples irregularidades que considero se han cometido y se siguen cometiendo en la investigación e instrucción del crimen de mi hija”.
“Tan solo confío y espero que todas ellas sean puestas en evidencia cuando se levante el -tantas veces vulnerado- secreto de sumario”, agregó.
El juez libró de toda sospecha a otras tres personas investigadas por posible complicidad.
Entre sus varias líneas de investigación, la Guardia Civil trabajaba “con la hipótesis del móvil económico”, ya que “la menor muerta podría ser la heredera de sus abuelos”, los padres de Porto, fallecidos en el último año, había dicho un portavoz policial en septiembre sin añadir más detalles.