Una maratónica jornada se vivió anoche en Estadio Nacional que reunió a tres bandas emblemáticas del heavy metal actual, Ghost, Slayer e Iron Maiden quienes ofrecieron más de cuatro horas de música.

El show empezó a las 18:30 horas con la banda sueca Ghost quienes interpretaron varios temas de sus discos “Opus Eponymous” (2010) e Infestissuman (2013). Fue una actuación discreta y en que el sexteto se destacó por sus vestimentas y en particular la del vocalista quien apareció maquillado como una calavera y vestido como un Papa.

Llegó el turno de la banda nortemaricana de thrash metal Slayer que empezaron con el tema “World Painted Blood” (del disco del mismo nombre editado en el 2009) que desató la euforia del público que se encontraba en la cancha y que comenzó a hacer mosh y a corear la canción.

Después de saludar al público, Tom Araya (nacido en Viña del Mar) dio el vamos a uno de sus mayores éxitos: “War Ensemble” (Seasons in the Abyss, 1990) en donde hubo una ovación inmediata de los asistentes que sacudieron sus cabezas sin parar Sin pausas siguieron con “Mandatory Suicide” (South of Heaven, 1988), “Hallowed Point” (Seasons in the Abyss) y terminaron el bloque con el tema “Seasons in the Abyss”.

La canción “South of Heaven”, fue el inicio para el homenaje al fallecido guitarrista y compositor de casi todos los temas de la banda, Jeff Hanneman (desparecido el 2 de mayo pasado) en donde se mostraron imágenes del músico en las pantallas de los costados del escenario y en un lienzo colocaron su nombre simulando el logotipo de una conocida marca de cerveza estadounidense.

Esto fue rematado con el tema ícono de Slayer: “Raining Blood” del álbum “Reign in Blood” (1986) considerado por medios especializados como uno de los mejores discos de la historia del heavy metal. La presentación terminó con el agradecimiento de Araya y de los otros músicos.

Llegó el turno del plato fuerte de la noche: Iron Maiden, quienes empezaron con “Moonchild” (Seventh Son of a Seventh Son, 1988) en donde nuevamente explotó el público saltando y cantando sin parar hasta que llego “Can I Play with Madness” (Seventh Son of a Seventh Son) y “Two Minutes to Midnigth” (Powerslave, 1984) esperados por todos los incondicionales de la banda que a pesar de los problemas de sonido no paraba de disfrutar la excelente ejecución de los británicos.

La cancha de el recinto estaba a toda su capacidad cuando vino el turno del emblemático tema “The Trooper” (Piece of Mind,1983), en donde el carismático y ágil vocalista Bruce Dickinson salió con una chaqueta militar antigua y una bandera inglesa en su diestra en un escenario iluminado a toda su capacidad.

Sin pausa vino la canción mas controversial del grupo “The Number of The Beast” (del disco homónimo de 1982) que fue el momento mas destacado de su actuación ya que la cancha se convirtió en un torbellino de brazos en alto, de cabezas sacudiéndose y de un coro general coreando “¡Six, Six, Six the number of the beast!”. En ese momento el sonido mejoró notablemente.

Fue con “Run to the Hills” ( The Number of The Beast) en que apareció Eddie, la mascota del grupo, ataviado de un viejo general de guerra del siglo 19 quien con sus casi tres metros de altura se movió por todo el escenario lo cual desató la euforia del respetable.

Visiblemente cansados por la cantidad de actuaciones realizadas durante estos casi dos años de gira, la banda hizo su clásico encore y volvieron luego de unos minutos a interpretar “Aces High” (Powerslave) con un sonido potente ante un público exhausto después de la larga jornada que fue rematada con el infaltable “Runnig Free” (Iron Maiden,1980) en donde Dickinson (quien se puso una chupalla de un campesino chileno) mostró sus agradecimientos ante el numeroso público que asistió a la jornada que seguramente quedará dentro de los mejores conciertos de este año.