Estados Unidos y Corea del Sur adoptaron este miércoles un plan de disuasión ante la amenaza nuclear que supone el Norte y acordaron seguir discutiendo sobre el control del ejército surcoreano en tiempos de guerra.

La conclusión de este plan fue anunciada el último día de la visita a Seúl del secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, quien insistió en que Washington está decidido a preservar la seguridad de su aliado surcoreano.

El acuerdo establece un “marco estratégico” entre los dos aliados para responder a diversos “escenarios de amenazas nucleares norcoreanas” en tiempos de paz o guerra, afirman ambos países en un comunicado conjunto.

Los firmantes no facilitaron detalles de las medidas previstas en el acuerdo, el cual puede provocar la cólera de Pyongyang, que el martes volvió a denunciar ante la ONU la “arrogancia” y la “política hostil” de Washington y el “planteamiento conflictivo” del Sur.

“Lo que la República de Corea obtiene es una mejor comprensión y una nueva garantía de la fidelidad de nuestros compromisos”, explicó un responsable estadounidense de Defensa que pidió el anonimato.

El acuerdo pretende proporcionar a Corea del Sur una disuasión “creíble, eficaz y duradera”, argumentó el secretario norteamericano de Defensa en una rueda de prensa conjunta con su homólogo Kim Kwan-jin.

“La disuasión es el núcleo de la alianza” con Seúl, señaló Hagel.

El plan contempla no solo la amenaza nuclear sino todas las armas de destrucción masiva del Norte, sobre todo sus armas químicas, explicó.

Corea del Norte podría disponer de casi 5.000 toneladas de armas químicas, cinco veces más que Siria, según responsables surcoreanos de Defensa.

“El uso de armas químicas por Corea del Norte sería totalmente inaceptable”, advirtió Hagel.

Proteger el sur

Washington insistió en su compromiso de mantener su nivel actual de presencia de militares estadounidenses, es decir, 28.500 hombres, en Corea del Sur y de “recurrir a todos sus medios militares”, incluso nucleares, para proteger a Seúl.

Ambos países decidieron “proseguir sus consultas sobre la transición” del control operacional del ejército surcoreano en tiempo de guerra, afirmó el ministro Kim Kwan-jin.

Este control operacional prevé que el general estadounidense que dirige las fuerzas norteamericanas presentes en Corea (USFK) asuma el mando de los 640.000 soldados del ejército surcoreano en caso de guerra con el Norte.

El mando en tiempos de paz fue entregado a las autoridades de Corea del Sur en 1994 y el control en tiempos de guerra debe ser transferido al ejército surcoreano en diciembre de 2015.

Sin embargo, la última crisis con Corea del Norte hizo que el Sur solicitara un aplazamiento, después del realizado en 2010 cuando un submarino norcoreano hundió una corbeta surcoreana.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidió que se respete el calendario.

El ministro surcoreano considera que la amenaza que supone Pyongyang es “infinitamente diferente” y creciente tras el tercer ensayo nuclear del pasado mes de febrero y el desarrollo de sus capacidades en el ámbito de los misiles balísticos.

Washington desea respetar la fecha de 2015, pero Hagel reconoció este miércoles que esta transferencia se hará “en función de la situación”, tanto de la península como de los medios militares surcoreanos.