Una joven abogada se convirtió en una de las tantas personas que, al revisar si era vocal de mesa para las elecciones primarias, descubrió que no estaba habilitada para sufragar, por ser militante de otro partido.

Natalia Núñez tiene 30 años, vive en Peñalolén y ejerce su profesión en Las Condes. Molesta por la irregular situación, exigió al Servicio Electoral la ficha de afiliación, por medio de la Ley de Transparencia.

Al obtener el documento, comprobó que aparece militando en el Partido Progresista gracias a una ficha en la que alguien anotó sus antiguos datos de inscripción electoral y lo peor de todo, una firma visiblemente distinta a la suya.

Natalia afirma que su única cercanía al PRO fue el año 2009, cuando dio su firma en el centro de Santiago para que Marco Enríquez-Ominami pudiera inscribir su candidatura presidencial. “Ni siquiera voté por él”, aseguró, tal como sucedió con muchos chilenos que desinteresadamente apoyaron campañas de firmas y sin saberlo terminaron figurando como militantes.

“Es una burla al sistema político. Un verdadero fraude. Me indigna lo que hicieron y me arrepiento de inocentemente haber dado mi apoyo al candidato sólo por sentido democrático. Y además, lo peor, es que se ve que todos los partidos tienen ‘tejado de vidrio’ y nadie va a hacer ninguna gestión seria por aclarar el asunto”, dijo la profesional.

La abogada prepara acciones legales apuntando a los dirigentes del partido y al notario Sergio Carmona, como responsable de dar validez a la ficha de afiliación.

Cabe recordar que el pasado 14 de junio, el secretario general del PRO, Camilo Lagos, presentó una “autodenuncia” ante el Ministerio Público para que se aclaren estas denuncias. Según dijo Enríquez-Ominami, serían al menos 19 los casos que involucran a su tienda, y acusó además, que los partidos de las dos grandes coaliciones también tienen sus casos y han querido bajarle el perfil al tema.

Natalia Núñez Henríquez | Facebook

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