En la búsqueda por vida en el sistema solar, Europa, una luna de Júpiter con océano, resulta más prometedora que Marte, el gran desierto donde Estados Unidos concentra sus esfuerzos limitados por recortes presupuestales, afirman los especialistas.
“Fuera de la Tierra, Europa es el lugar de nuestro sistema solar con la mayor probabilidad de encontrar hoy vida y deberíamos explorarla”, afirmó Robert Pappalardo, responsable científico del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la agencia espacial estadounidense NASA.
“Europa está recubierta de una capa de hielo relativamente fina, posee un océano (líquido bajo el hielo) en contacto con rocas en lo profundo, es geológicamente activa y es bombardeada con radiaciones que crean oxidantes y forman al mezclarse con el agua una energía ideal para la vida”, explicó.
Pero a pedido de la NASA, la misión que debía explorar Europa fue revista debido a un recorte de costos, afirmó a la prensa el científico, al margen de la conferencia anual de la Asociación estadounidense por el avance de la ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés) reunida en Boston (nordeste) del 14 al 18 de febrero.
El JPL junto al laboratorio de física aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Maryland (este) concibieron un nuevo proyecto de exploración llamado Clipper por un monto de 2.000 millones de dólares en total sin contar el lanzamiento.
El aparato se pondría en órbita de Júpiter y realizaría varios vuelos de acercamiento a Europa siguiendo el ejemplo de la sonda Cassini para Titan, una luna de Saturno.
“De esta forma podemos cubrir eficazmente toda la superficie de Europa, por la mitad del costo inicial”, aseguró Pappalardo. En caso de ser aprobado Clipper podría lanzarse para 2021 y demoraría de tres a seis años en llegar a Europa.
En comparación, son necesarios sólo seis meses para llegar a Marte.
De todas formas, la NASA ya indicó que no existen fondos para solventar la misión Clipper en el actual contexto de recortes presupuestarios.
Una prioridad científica
No obstante la agencia espacial anunció en diciembre el envío de un nuevo robot a Marte en 2020 bajo el modelo del Curiosity, un proyecto de 2.500 millones de dólares. Aterrizado en el planeta rojo en agosto de 2012, el Curiosity busca determinar si Marte podría haber desarrollado vida.
Según los actuales proyectos de exploración robótica de la NASA, Estados Unidos no tendrá más sondas en el lejano sistema solar tras la llegada de la nave Juno a la órbita de Júpiter en 2016, programada para estrellarse contra el planeta un año más tarde.
De todos modos la NASA podría participar de la misión de la Agencia espacial europea (ESA) hacia Júpiter y sus lunas, bautizada “Jupiter Icy Moon Explorer”, adonde deberían llegar hacia 2030.
Aunque Pappalardo admite que Marte representa la mayor parte de la exploración del sistema solar de la NASA, sostiene que “la agencia debería también explorar lugares que constituyen una gran prioridad científica”.
“Una de las preguntas fundamentales es saber si existe vida fuera del sistema solar”, agregó.
Mientras Marte podría haber sido habitada millones de años atrás, Europa podría ser propicia a la vida en este momento, insistió.
“Si Europa es el mejor lugar del sistema solar para albergar vida después de la Tierra, Encelade, una luna de Saturno, le sigue de cerca”, subrayó Amanda Hendrix, del Instituto de ciencia planetaria en Tucson (sudoeste).
Encelade cuenta con “un mar u océano de agua líquida bajo una capa de hielo y es geológicamente activo con una fuente de calor en el polo sur y un géiser que emite partículas de agua”, precisó en la misma conferencia de prensa.
Europa fue observada de cerca por primera vez por las sondas estadounidenses Voyager en 1979 y luego en detalle por Galileo en los años 1990.