Los ministros de Finanzas de la zona euro y otros acreedores públicos de Grecia, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Central Europeo (BCE), se reúnen el lunes en Bruselas por tercera vez en dos semanas para intentar un acuerdo sobre la entrega de una ayuda a Grecia, y evitarle el riesgo de una suspensión de pagos.
En total, se trata de 44.000 millones de euros en ayudas prometidas al país, cuya entrega está retrasada. “Por una vez, Grecia no tiene al parecer ninguna responsabilidad” por este retraso, subraya Carsten Brzeski, analista del banco ING.
En efecto, el país ha llevado a cabo las reformas que se le exigían para obtener al menos el mayor de los tramos de esta ayuda, 31.200 millones de euros bloqueados desde la primavera boreal.
El gobierno griego, al borde de la suspensión de pagos, se ha convertido ahora en impotente espectador de las negociaciones entre sus acreedores, incapaces de ponerse de acuerdo sobre la manera de reducir la colosal deuda helena.
Los ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) hablaron este sábado por teléfono y “se pusieron de acuerdo sobre una base de negociaciones con el FMI” sobre los medios para reducir la deuda griega, afirmó a la AFP una fuente europea. Esa conferencia telefónica tuvo como objetivo preparar la reunión del lunes.
Los 17 países de la zona euro, el FMI –que estará representado el lunes por su directora general Christine Lagarde– y el BCE ya decidieron otorgar dos años suplementarios a Grecia para que ponga sus finanzas en equilibrio, en 2016 en lugar de 2014. Esta dilación tendrá para ellos un coste suplementario de 32.000 millones de euros.
Pero aún deben hallar una solución consensuada sobre el futuro de la deuda griega. Hace dos semanas quedó claro el desacuerdo entre Lagarde, que quiere que Grecia reduzca su deuda pública a 120% del PIB en 2020, y el Eurogrupo, partidario de postergar este objetivo hasta 2022.
La solución más fácil sería sin duda borrar parte de la deuda griega por parte de los acreedores públicos, inspirándose en lo que ya aceptaron hacer los bancos privados a principios de 2012. El FMI es favorable a la idea, pero el BCE se opone, al igual que Alemania.
Al menos la conferencia telefónica del sábado permitió avanzar en algunos puntos.
Los ministros de Finanzas de la zona euro acordaron reducir los tipos de interés de los préstamos bilaterales ya otorgados a Atenas dentro del primer programa de ayuda a Grecia, pero sin fijar todavía cuáles serán las nuevas tasas.
También decidieron dar a Grecia una parte de los beneficios realizados por los bancos centrales nacionales y el BCE sobre los bonos griegos que poseen.
Además, la base de una compra de deuda griega “se logró”. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) se encargaría de comprar deuda griega en el mercado secundario, pero queda por ver en qué proporción, explicó a la AFP la fuente consultada tras la conferencia telefónica.
Tampoco se sabe si el FMI “estará de acuerdo” con estas medidas, afirmó, ya que tal como están previstas por ahora no permiten reducir la deuda de Grecia a 120% del PIB en 2020, un objetivo al que está muy apegado el FMI.
Según el diario alemán Welt am Sonntag de este domingo, representantes de la zona euro hablaron esta semana en París de una eventual quita de la deuda griega, hacia el año 2015.
Sin embargo, la canciller alemana Angela Merkel fue el viernes muy clara al respecto: “Estoy contra esta quita de la deuda, y quiero encontrar otra solución” dijo, aunque esperó que se resuelva el lunes el asunto de la entrega de un tramo de ayuda financiera a Grecia.