Hoy se conmemoran 30 años del inicio de la Guerra de las Malvinas, combate en el que Argentina e Inglaterra lucharon por la posesión de la isla ubicada en el Atlántico Sur.

Uno de sus combatientes pasó por nuestro país y dejó huella como goleador en distintos equipos del fútbol local. Tres décadaes después, para Carlos Gustavo de Luca, Malvinas es un capítulo olvidado en su existencia.

“Para mí no hay nada que festejar. Fue una experiencia mala de la vida, de la que estoy recuperado hace muchos años. Yo no fui a recibir condecoraciones, no voy a los actos ni acepto invitaciones, porque hubo muchachos que le siguen dando vueltas a lo que pasó. Yo lo tengo cerrado y no estoy orgulloso de haber ido, porque no tendría que haber estado allí” señaló el “Pelado” a los micrófonos de Bío Bío Deportes.

El trasandino recordó su experiencia en el frente de batalla, en el que sufrió los estragos del conflicto bélico: “Los primeros combates que hubieron, fueron escaramuzas con poca gente. Lo más duro fueron los últimos cuatro días, porque ahí ya era todos contra todos, que fue en Monte Longdon, Fitz Roy y salimos todos los que estábamos en Puerto Argentino a combatir. Y horas antes de la rendición, me agarraron las esquirlas de una bomba que tiraron. Pequeña cosa, pero era una herida al fin”.

Para De Luca, el deporte fue una válvula de escape importantísma para dejar atrás los sucesos de 1982, y clave fue su arribo a Valparaíso en 1987: “El fútbol me ayudó muchísimo. El irme a Chile en el 87 también me ayudó mucho, porque estaba todo muy reciente. Después de 17 años vi a mis compañeros de Malvinas. Tuve muchas invitaciones en este tiempo, pero no voy porque estoy bien y no me hace bien verlos, porque la mayoría está muy mal”.

De ese paso por Chile, a De Luca tiene muchísimos párrafos destacados: “Me quedó muy marcado Wanderers, porque llegué allí. La gente fue espectacular, para comprar mi pase hasta pusieron una canción en la cancha, buenos recuerdos de La Serena, donde estuve tres años, de O’Higgins, quizás no tantos de Cobreloa. A los 30 años, quizás me llegó tarde, pero me di el gusto de jugar en Colo Colo. Me di el gusto de jugar Copa Libertadores y de hacerle un gol en el clásico a la U”.

Fue refuerzo de los albos en 1992, año que para el argentino tuvo una curiosa doble militancia: “Había Copa Chile y Copa Libertadores en esa primera mitad del año. Y empezó el Campeonato Nacional cuando todavía se jugaba la Copa Chile, así que hubo dos semanas en las que jugaba el Torneo para O’Higgins el fin de semana y los miércoles jugaba semifinales y final de Copa Chile para Colo Colo, donde perdimos con Unión Española”.