Catalogado por Carlos Alarcón, el presidente de la Comisión de Árbitros de la Conmebol, como ‘el mejor árbitro de Chile en la actualidad, por lo menos en el ámbito internacional’, Enrique Osses Zencovich se perfila como uno de los candidatos a dirigir en el Mundial de Brasil 2014.
En una entrevista concedida al sitio oficial de la Conmebol, el juez chileno, aseveró que no es posible aún en nuestro país dedicarse exclusivamente al referato.
El técnico industrial de profesión que trabaja en una empresa eléctrica hace ya bastantes años, asegura que trata de compatibilizar los horarios diarios entre la oficina, el arbitraje y la familia.
Acerca de la mayor preocupación dentro del campo de juego, Osses asegura que “en estos momentos es tener la mejor posición para tomar la mejor decisión. Todas las situaciones son importantes durante el desarrollo del juego, pero creo que trabajando en cómo obtener la mejor posición posible lograremos tomar las decisiones correctas”, advirtió.
El profesional respondió afirmativamente a que Chile siempre se caracterizó por tener muy buenos árbitros, Carlos Robles, Rafael Hormazábal, Claudio Vicuña, Hernán Silva, Carlos Chandía, entre otros.
“Tenemos una muy buena escuela, un trabajo dirigencial conformado por ex árbitros separados de los estamentos del fútbol y, por sobre todas las cosas, una base sólida como para avanzar y evolucionar”, dijo el juez que comenzó su etapa internacional el año 2005 como asistente junto a Chandía y Pozo: “Luego debuté en la Copa Libertadores, la Copa América, las competencias juveniles, en fin, un largo camino, de mucho esfuerzo”, añadió.
Acerca de las diferencias entre dirigir la Copa América y una extensa Eliminatoria mundialista, Osees declaró: “Dirigir en la Copa América es bravo porque son partidos con poco margen de error por parte de los equipos, en un periodo muy corto. Pero la Eliminatoria es una competencia terrible en términos de presión, de cada punto que se juega a lo largo de casi dos años y medio. Para ambas competencias hay que estar excelentemente preparado”.
“Es muy especial dirigir una Eliminatoria. El objetivo para un árbitro es no tener influencia alguna en el resultado, porque disputar una Eliminatoria implica una altísima responsabilidad. Es participar ya del Mundial, aunque en su etapa previa. Son otros los valores que están en juego. Se siente algo especial porque se sabe que dos países están mirando el compromiso que uno arbitra, y la responsabilidad que nos toca es enorme. La tarea de un colegiado es estar técnica, emocional y espiritualmente muy bien preparado. En mi caso, dirigir una Eliminatoria es extraordinario”, remató quien fuera llamado para el Mundial de Clubes de la FIFA, en Japón, “una gratificación muy grande. Implica que nuestro trabajo es serio y está tomado muy en cuenta”, dijo acerca de eso.
Acerca de su experiencia y qué condiciones debe tener un árbitro hoy día con el fútbol que se juega, el juez nacional dijo que “debe tener mucha sapiencia futbolística, conocimientos técnicos y una excelente condición física, pero por sobre todo, saber leer el juego. También juega el carácter, la sobriedad, la conducta intachable, con un trato sociable y una buena capacidad psicológica. Hoy día cambió tanto el fútbol que se juega a un ritmo vertiginoso, con muchísima intensidad y gran ritmo”, aseveró.
Finalmente, en relación a lo qué es lo que debe saber tolerar un árbitro de un jugador, Enrique Osses advirtió:
“Saber comprender los momentos en los cuales se está desarrollando el juego y entender un poco al jugador, sus sentimientos y las emociones que pueda estar viviendo en el partido. La clave es ganarse la credibilidad de los jugadores. Cuando los árbitros logramos transmitir credibilidad hacia los jugadores, se facilita nuestro trabajo. Cobrar en un partido 120 faltas y a la vez soportar los constantes reclamos de los jugadores induce al error. Pero si se logra ese conocimiento por parte de los jugadores, de sentir y leer el juego y acertar con las faltas, entonces disminuyen las discusiones y los reclamos. Ahí el jugador respeta la autoridad del árbitro”.