Al menos 58 personas murieron y 150 quedaron heridas el martes en dos atentados en Afganistán, de los cuales el más letal fue perpetrado en Kabul por un kamikaze que mató entre otros a varios niños en una procesión chiita del Ashura, una de las fiestas más sagradas de esta rama del Islam.

Por el momento, los atentados no habían sido reivindicados, pero los insurgentes talibanes, sunitas radicales, acusan de herejía a los chiitas y les habían prohibido celebrar sus ritos cuando estaban en el poder entre 1996 y 2001.

“Cincuenta y cuatro personas murieron y 150 quedaron heridas”, declaró a la AFP Ghulam Sakhi Kargar Noorughli, portavoz del ministerio de la Salud, indicando que tenía como base el recuento de cifras dadas por los diferentes hospitales de la capital.

Se trata del atentado más mortífero en Kabul desde el dirigido contra la embajada de India en julio de 2008 y que dejó más de 60 muertos.

El segundo atentado mató al menos cuatro personas en Mazar-i-Sharif (norte), cerca del principal santuario de la ciudad, pero por el momento se ignoraba si estaba dirigido contra los chiitas, que son minoritarios en Afganistán pero muy representados.

En Kabul, “un kamikaze hizo estallar sus explosivos delante del santuario Abu-ul-Fazil”, indicó la policía en un comunicado, sin dar balance u otros detalles.

“Muerte a los talibanes, muerte a Al Qaida”, gritaban los fieles chiitas después de la explosión.

El Ashura, diez días de celebración que culminan el martes, conmemora el martirio del imán Hussein, nieto del profeta Mahoma y tercer imán del chiismo, muerto en el año 680 por las tropas del califa omeya Yazid en la batalla de Kerbala (actual Irak).

En Kabul, varios cientos de fieles, entre los cuales mujeres y niños, se habían congregado en la calle delante del santuario para asistir a una procesión, durante la cual los fieles se flagelan la espalda con cadenas.

Una decena de cadáveres estaban tirados en el suelo después de la poderosa explosión, según el fotógrafo de la AFP que también vio varias mujeres tendidas con sus hijos inmóviles en sus brazos.

Una niña de unos doce años erraba en medio de las víctimas, cubierta de sangre y en estado conmocional.

“Estaba mirando a los fieles, cuando súbitamente hubo una enorme explosión. Las personas a mi alrededor cayeron, heridas. Yo no quedé herido, me levanté y me puse a correr. Era horrible” relató a la AFP Ahmed Fawad, un testigo en el sitio de la explosión.

Sayed Gharib, se había ubicado en la procesión en medio de la gente poco antes de la explosión.

“Hubo una enorme explosión cerca del lugar donde me encontraba. Sentí dolor en las piernas y en las manos y caí. Vi mucha gente ensangrentada alrededor mío”, relató a la AFP en el hospital donde fue internado.

En Mazar-i-Sharif, el santuario donde se produjo el segundo ataque con una bomba disimulada en una bicicleta según la policía, es respetado por chiitas y sunitas, y se ubica en el lugar donde se supone está la tumba de Alí, yerno de Mahoma, considerado por los chiitas como el primer iman y el sucesor del profeta.

La policía indicó no saber si el atentado tenían alguna relación con el Ashura.

Por otra parte, una bomba estalló en Kandahar, la gran ciudad del sur de Afganistán, bastión de los insurgentes talibanes, pero sin relación con las celebraciones del Ashura, indicó la policía local.

“Hubo una explosión, pero no tenemos balance”, declaró el jefe adjunto provincial de la policía, Rahmatullah Atrafi.

“La bomba no estaba dirigida contra los chiitas”, agregó.