En el estadio Rey Balduino de Bruselas, escenario el viernes de la última reunión de la Liga de Diamante de este año, el jamaicano Yohan Blake consiguió la segunda mejor marca de la historia en 200 metros (19.26) y con ello hizo temblar la hegemonía de su amigo Usain Bolt.
Blake se aproximó a sólo siete centésimas de la plusmarca del ‘Relámpago’ (19.19) y confirmó todos los avisos anteriores de esta temporada: el joven velocista de 21 años puede plantar cara en un futuro próximo a Bolt, de 25 años y dominador absoluto de las tres últimas temporadas.
Los Juegos Olímpicos de Londres-2012 aparecen ya en el horizonte y Blake llegará avalado por su título mundial de 2011 en los 100 metros, donde Bolt fue descalificado por una salida falsa, cuando todo parecía preparado para que se colgara un oro que todo el mundo daba por ya adjudicado.
La capacidad para acelerar al final de la carrera es la gran baza de Blake y una de sus diferencias con Bolt.
“Tiene una potencia natural muy fuerte y una gran resistencia”, estima sobre él Pierre Carraz, entrenador del francés Christophe Lemaitre, bronce en los 200 metros del último Mundial y uno de los estrategas que intenta contrarrestar, como puede, la actual gran superioridad jamaicana.
El viernes por la noche, tras su exhibición en Bruselas, Blake pidió cautela e insistió en su rueda de prensa que “Bolt sigue siendo el mejor”, aunque abrió la puerta a un 2012 emocionante, con la pugna por el oro olímpico como gran aliciente: “El próximo año todo puede pasar”.
Bolt, tres veces campeón olímpico en Pekín y cinco veces oro en Mundiales, se consoló en Bruselas con el mejor tiempo de 2011 en los 100 metros (9.76), pero tuvo que ver cómo su protagonismo era eclipsado por el de Blake, que acaparó portadas, elogios y titulares.
Cuando Blake ganó en los 100 metros del Mundial de Daegu, todos pensaron que era un ganador circunstancial por la descalificación de Bolt, pero desde entonces el joven caribeño ha demostrado que es uno de los grandes, parando el crono en 9.82 en dos ocasiones poco después, en Zagreb y Berlín.
Asafa Powell, el precursor del ‘boom’ jamaicano en el sprint y el gran ausente en Daegu, tenía razón.
“La salida falsa de Bolt es el fruto de un nerviosismo inhabitual, como si sintiera que su margen (sobre Blake) se ha reducido”, había estimado, en caliente, el ex plusmarquista mundial de los 100 metros.
Blake es sin duda la estrella emergente del atletismo y un nuevo ídolo, a pesar de que persiste la sombra de la duda sobre su historia personal, con una suspensión de tres meses en septiembre de 2009 por el consumo de un estimulante.
Glen Mills, el entrenador común de Bolt y Blake, hombre de silencio y de trabajo duro, tendrá por lo tanto una dura misión para los próximos meses: intentar que ambos egos no choquen y que puedan continuar con su trabajo juntos a pesar de que cada vez está más claro que son rivales por ser el mejor.