El presidente boliviano Evo Morales volvió a acusar este sábado a la agencia estadounidense de ayuda económica, Usaid, de promover una protesta de indígenas amazónicos contra su gobierno, en medio de intentos por reinstalar un diálogo entre ministros y dirigentes de la protesta.

Morales manifestó en un acto público que al otorgar “migajas y prevendas económicas a los dirigentes de los marchistas”, la organización estadounidense, “de esta manera, va chantajeando inclusive en algunas comunidades (donde) hermanos quieren levantarse contra el Gobierno”.

También responsabilizó a algunas ONGs porque “pasan platita para que puedan financiar” las protestas contra su gobierno.

Además evocó que “el 2008 se financiaba a los partidos de la derecha para conspirar al gobierno y al proceso y ahora usan a algunos indígenas con fines netamente políticos”, añadió.

Como consecuencia de ello, Morales expulsó en 2008 al embajador de Estados Unidos, Philipe Goldberg, bajo el cargo de injerencia en asuntos internos. Washington replicó poco después en reciprocidad con el jefe de la legación diplomática boliviana.

Morales criticó que tanto Usaid como algunas ONGs respalden la marcha dando apoyo a los dirigentes de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB).

Sin embargo, “yo respeto y saludo a la CIDOB, es una organización respetable, pero ONGs que usando a algunos dirigentes van destrozando a dirigentes y, segundo, dan una mala imagen a la CIDOB. Eso me preocupa como dirigente sindical, pero las bases en cualquier momento van a reventar”, añadió.

Aunque Morales no aludió la posibilidad, el director de la estatal Agencia para el Desarrollo de las Macrorregiones y Fronteras (ADEMAF), Juan Ramón Quintana, ex ministro de la Presidencia, planteó el miércoles “la expulsión de Usaid (..) no solamente (como) un acto de soberanía sino de defensa intransigente de este proceso de cambio”.

Días antes Morales reveló contactos telefónicos entre un funcionario de la embajada de Estados Unidos con dirigentes de la marcha, que este sábado volvió recorrer un trecho rumbo a La Paz, en una caminata de 600 km, que se extenderá entre 35 y 40 días.

“Ni la embajada de los Estados Unidos en Bolivia ni ningún otro elemento del gobierno de los Estados Unidos ha otorgado ningún tipo de apoyo a la marcha indígena”, afirmó en ese momento la legación diplomática.

Ministros y dirigentes negocian este sábado la instalación de seis mesas temáticas en un punto de la marcha, que todavía se encuentra a unos 500 km de La Paz.