El papa Benedicto XVI exhortó este jueves a las autoridades sirias a respetar “la dignidad inalienable” de las personas, al recibir en el Vaticano al nuevo embajador de Siria, donde el régimen lleva a cabo una brutal represión contra las protestas de opositores.

“El camino para la unidad y la estabilidad de toda nación pasa por el reconocimiento de la dignidad inalienable de todo ser humano, que debe ser el eje de las instituciones, las leyes y la acción de las sociedades”, afirmó el Papa al nuevo embajador sirio ante la Santa Sede, Husan Edin Aala.

“Es importante dar prioridad al bien común y no a los intereses personales o de partidos”, agregó el pontífice.

El endurecimiento de la represión en Siria, donde más de 1.000 personas han muerto desde que se iniciaron las protestas en marzo, preocupa a las potencias europeas, las cuales presionaron el miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que condene a Siria.

Las revueltas en numerosos países del Mediterráneo, entre ellos Siria, “demuestran que existe una urgente necesidad de reformas profundas en la vida política, económica y social”, aseguró el Papa.

“Se desea con fuerza que esa evolución no se realice con intolerancia, discriminación y conflicto y aún menos con violencia, sino en el respeto de la verdad, la convivencia y los derechos legítimos de las personas y la reconciliación”, agregó.

“Esos principios deben servir de guía a las autoridades, que deben tener en cuenta las aspiraciones de la sociedad civil y de las instancias internacionales”, sostiene el pontífice.

El Papa invita al “diálogo” y recuerda que ese país ha sido tradicionalmente “ejemplo de tolerancia, convivencia y de relaciones armoniosas entre cristianos y musulmanes”.

Siria es un país multiétnico con árabes y kurdos y también multiconfesional. Los sunitas son mayoritarios. Los alauitas, en el poder desde hace 50 años, establecieron relaciones privilegiadas con los cristianos, que representan 7,5% de la población de unos 20 millones.

Aunque sean tan numerosos como en el vecino Líbano, el millón y medio de cristianos sirios no dispone de un verdadero peso político, pero sí está presente en el Estado y los medios económicos.

En su discurso, el Papa agradeció a Siria la admisión de un alto número de refugiados provenientes de Irak, la mayoría cristianos.

“Agradezco al pueblo sirio su generosidad”, dijo.