El ministro de Transportes, Pedro Pablo Errázuriz, lanzó este lunes la campaña “Por Mí, Por mi Ciudad”, que busca incentivar el cuidado y mantenimiento de la infraestructura del Transantiago, principalmente paraderos, señales de paradas y buses.

En la oportunidad se exhibieron inéditos videos que revelan que los paraderos nuevos del sistema de locomoción capitalino no duran más de 48 horas sin verse afectados por las acciones vandálicas.

Según las cifras que maneja la cartera más del 90% de los paraderos del sistema de transporte público, 7.200 de los 8.000 existentes, tiene algún grado de vandalización que va desde los rayados, graffitis y pegado de afiches no autorizados al robo de piezas como asientos o papeleros, llegando incluso a la destrucción de techos o de la totalidad del mobiliario.

“Queremos hacer un llamado al corazón de los santiaguinos a que sientan como propios los paraderos y los buses del Transantiago, que cuando están en buen estado hacen una gran diferencia para que los viajes en el transporte público sean más gratos. Cuidarlos es una tarea de todos”, manifestó el titular de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro Pablo Errázuriz.

La autoridad destacó que sólo este año se están invirtiendo más de $2.500 millones en construir, mejorar y mantener los paraderos, mientras sólo el año pasado se inyectaron $900 millones en cambiar el 100% de las 10 mil señales de paradas del Transantiago, muchas de las cuales hoy ya están destruidas.

“Entonces, de poco sirve el esfuerzo si no tomamos conciencia sobre la necesidad de cuidar una infraestructura que es de todos”, explicó.

Por ello es que el ministro Errázuriz insistió en el rol activo que los usuarios y no usuarios del transporte público deben adoptar en el cuidado de la infraestructura.

“Quien raya o destruye los paraderos y los buses no sólo demuestra falta de educación, sino que además una ausencia de solidaridad y una profunda indiferencia por su familia, vecinos y amigos, quienes se ven afectados por estas situaciones”, puntualizó. Ello, pues “reponer un paradero dañado o destruido tarda varias semanas y en ese lapso, quien lo destruyó expone innecesariamente a la lluvia y al frío del invierno a las personas que diariamente lo necesitan y lo usan”, expresó.