Treinta niños, según Unicef, murieron en Siria por disparos de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que exigen el fin del régimen del presidente Bashar Al Asad, que el martes anunció una amnistía recibida con escepticismo por la oposición y Occidente.

“La utilización de balas reales contra los manifestantes provocó la muerte de al menos 30 niños”, informó el Fondo Mundial de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en un comunicado, en el que reconoce sin embargo que no está en condiciones de verificar las circunstancias exactas de esas muertes.

Unicef recordó que existen muchas informaciones que dan cuenta de niños sirios heridos, detenidos, desplazados, torturados e incluso muertos en la represión de las manifestaciones antigubernamentales.

“Llamamos al gobierno a que investigue minuciosamente esas informaciones y a que se identifique y se juzgue a los autores de esos actos horribles”, señala el comunicado de la organización.

El sábado pasado, militantes opositores dedicaron una página Facebook al joven Hamzeh Al Katib, un niño de 13 años “torturado y asesinado” por las fuerzas de seguridad en Deraa, la ciudad del sur de Siria cuna de la revuelta contra el régimen.

El ministro sirio del Interior ordenó una investigación sobre la muerte de ese muchacho, cuyos padres fueron recibidos el miércoles por el presidente Asad.

Según las organizaciones de defensa de los derechos humanos, más de 1.1000 civiles murieron y 10.000 personas fueron detenidas en el país desde el inicio de la revuelta popular el 15 de marzo pasado.

Por su parte, Human Rights Watch (HRW) denunció el miércoles “crímenes de lesa humanidad” cometidos en la región de Deraa, en un informe titulado “Nunca habíamos visto tal horror”.

Unos 50 testimonios recibidos por Human Rights Watch describen matanzas sistemáticas, palizas, torturas con picana eléctrica y detención de personas bajo tratamiento médico.

“Desde hace dos meses, las autoridades sirias matan y torturan a sus conciudadanos en la mayor impunidad”, denunció Sara Leah Whitson, responsable de la entidad para Oriente Medio.

En el ámbito político, más de 300 opositores, en su mayoría exiliados, iniciaron el miércoles en Antalya, Turquía, una reunión de tres días a fin de poner a punto una “hoja de ruta” para una transición democrática y pacífica.

Esos opositores juzgan “insuficiente” y “tardía” la amnistía general decretada el martes por Bashar al Asad, que beneficia a detenidos políticos y de conciencia, incluidos los Hermanos Musulmanes, prohibidos en Siria desde comienzo de los años ochenta, cuando fueron víctimas de una violenta represión.

El anuncio de la amnistía también dejó escépticos a los países occidentales.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, dijo “temer que sea demasiado tarde”.

“Hubo al menos un millar de muertos, quizás más. El cambio de orientación de las autoridades sirias debe ser mucho más claro, más ambicioso, que una simple amnistía”, dijo Juppé.