El ascenso espectacular del nacionalista Ollanta Humala en las encuestas de la presidencial peruana, sobrepasando a la congresista Keiko Fujimori y al ex presidente Alejandro Toledo, despierta temores de inestabilidad y llevaría a muchos electores a cambiar su voto para frenarlo, según analistas.

En las últimas horas Humala, un ex militar retirado de 47 años, pasó a encabezar las encuestas sobre la elección del próximo 10 de abril, con 21% de intención de voto y una diferencia que fluctúa entre 0,5 y 2,2% sobre Keiko Fujimori y de 1,1 a 2,6% sobre al ex presidente Alejandro Toledo, quien las lideraba hasta hace una semana.

Un escenario con Humala y la congresista Fujimori como punteros de la carrera presidencial es el que el actual premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, describió en 2009 como “la disyuntiva de elegir entre el sida y el cáncer terminal”.

Meses después sin embargo el escritor y el candidato se reunieron, y Vargas Llosa reconoció un cambio en Humala.

Ahora analistas coinciden en que el hecho de ser puntero perjudica a Humala, pues a pesar de su campaña electoral moderada, que tiende al centro, despierta muchos recelos.

“El ascenso de Humala va a despertar temores, y un sector de votantes retornaría a Toledo si éste logra proyectar una imagen de equilibrio, en contraste a los temores que despierta Humala”, dice a la AFP Aldo Panfichi, analista político de la Universidad Católica.

“Es una paradoja: Humala llega arriba y es el comienzo de sus problemas porque gatilla todos los fantasmas”, agrega.

Señala que los demás candidatos “van a tratar de incomodarlo con Venezuela para tratar de demostrar que es una marioneta de gobiernos extranjeros”.

Recientemente Humala dijo que no tenía contactos con el presidente Hugo Chávez y que en 2007 fue la última vez que estuvo en Venezuela. Pero en la memoria está todavía su campaña de 2006 tan vigorosamente apoyada por Chávez.

La semana pasada el candidato Pedro Pablo Kuczynski dijo que Humala se eternizaría en el poder.

“Si el pueblo peruano, con su voto, me da el honor de presidir los destinos del país, será por los próximos cinco años y ni un día más”, respondió Humala este lunes.

Giovanna Peñaflor, directora de la consultora Imasen, dice a la AFP que “Humala había pasado tranquilo porque la gente no lo veía con posibilidades pero ahora los ataques que antes se hacían contra Toledo serán dirigidos contra él”.

Peñaflor y Panfichi coinciden en que en este escenario Keiko Fujimori sigue mostrando un núcleo duro de votación pero con imposibilidad para subir de allí.

“No puede subir porque su nombre está asociado a aspectos muy cuestionados del gobierno de su padre”, dice Peñaflor.

“Un gobierno de Keiko desde el primer día estaría disputado en varios ámbitos y no sólo en el frente nacional sino en la comunidad internacional por la posibilidad de amnistías a su padre y a violadores de los DDHH”, opina Panfichi.

El analista político Carlos Reyna señala en el diario La Primera que el éxito de Humala es que “sintoniza con un vasto sector del electorado nacional que exige cambios en la política económica neoliberal y un efectivo combate al cáncer de la corrupción en el país”.

“Ahora que ha repuntado significativamente en los sondeos está claro que van a intentar demoler su imagen”, dice.

Ya este lunes la congresista Fujimori dijo en campaña que “Humala es la misma persona que en el 2006. No se dejen sorprender”.

“Humala constituye una amenaza para la estabilidad del país porque se trata de una peligrosa opción chavista”, dice Luis Castañeda, ex alcalde de Lima que lideró durante 2010 los sondeos y se desplomó hasta el quinto lugar.

El recuerdo de 2006 es inevitable: Humala ganó la primera vuelta con 30,6%, mientras Alan García -que hizo un primer gobierno (1985-1990) desastroso- logró in extremis el segundo lugar, con 24%.

Y allí también se oyó la voz de Vargas Llosa quien recomendó votar como mal menor por Alan García aunque fuera tapándose la nariz. Y Humala fue derrotado.