Con 20 años, el volante alemán Thomas Müller coronó un Mundial-2010 de ensueño al ser designado por la FIFA como mejor jugador joven de Sudáfrica-2010, este domingo en Johannesburgo, cerrando con gloria una carrera meteórica hasta el Olimpo del fútbol en apenas un año.
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Además, Müller se consagró máximo goleador del torneo con cinco tantos, gracias a dos asistencias más que el uruguayo Diego Forlán, el español David Villa y el holandés Wesley Sneijder.
Eje de la nueva ola de talentos de la renovada Mannschaft junto a Mesut Özil, Müller se consolidó como la gran revelación del Mundial-2010, sucediendo a su compatriota Lukas Podolski en esa distinción que han recibido años anteriores Landon Donovan (2002), Michael Owen (1998) y Marc Overmars (1994).
Robert Prosinecki (1990), Enzo Scifo (1986) y Manuel Amorós (1982) fueron otros de los consagrados, como para poner en perspectiva hacia donde corre Müller.
“Ganar el título de mejor jugador joven sería un honor, pues lo han logrado personas como (Franz) Beckenbauer, (Michael) Owen o (Lukas) Podolski. Eso muestra que hacemos un buen trabajo de formación en Alemania”, decía el volante.
Thomas Müller ha defendido con honor un apellido ilustre para los goleadores germanos. Sólo nombrarlo hace pensar en la leyenda Gerd Müller, autor de 14 tantos en Copas del Mundo.
Apodado ‘Der Phänomen’ en el Bayern, autor de cinco tantos en el torneo, el último el sábado en el partido por el tercer puesto contra Uruguay (victoria 3-2), Müller ha dejado su huella imborrable en Alemania y, seguramente, será la piedra fundamental de los nuevos proyectos de Joachim Löw.
El DT lo sabe mejor que nadie: cuando se perdió la semifinal ante España (derrota 1-0) por suspensión, la Mannschaft sintió la falta de su frescura.
Con 20 años, el recorrido de Müller ha impresionado a todos: debutó en la Mannschaft hace apenas cuatro meses y jugaba en tercera división alemana en mayo de 2009, en el equipo filial del Bayern.
Su estreno con la selección fue en un amistoso ante la Argentina de Diego Maradona (derrota 1-0), en marzo pasado en Múnich, cuando el Diez argentino lo plantó en un conferencia y el castigo llegó en cuartos de final al marcarle el primer tanto de la goleada germana 4-0 frente a la albiceleste.
“No pienso demasiado lo que me ha pasado desde hace un año. Todo lo que tengo que decir es que siempre planté bien cara a los nuevos desafíos”, decía el chico de Pähl, localidad ubicada a unos 50 kilómetros de Múnich.
Con 13 goles en 34 partidos de Bundesliga, un título liguero de Alemania y la Copa germana, además de la medalla de plata en la Champions, Müller ha sido en el Mundial la confirmación de la estrella más prometedora del fútbol.
“Que no venga a preguntar por él porque no está en el mercado”, se anticipó a cuidarlo su presidente Karl-Heinz Rummenigge, anticipándose a movimientos de los gigantes de Europa.
“Los grandes clubes europeos los han seguido y es algo nuevo, porque no era el caso hasta el momento”, elogió Löw a Müller y Ozil.
Ojeado y fichado por el Bayern Múnich cuando tenía seis años, Müller es un goleador sin parangón. “Que juegue bien o mal, Thomas siempre marca, tiene un olfato increíble para saber como situarse frente al gol”, recuerda Hermann Gerland, entrenador del equipo reserva del Bayern Múnich.
Con su físico filiforme y sus piernes delgadas, el dorsal número 13 de Alemania, como Gerd Müller y Michael Ballack antes que él, se ha convertido en un fenómeno gracias a su determinación.
“Tiene esa capacidad de jugar despreocupado”, dice Löw.
Es como si fuera en adolescente insolente y espontáneo, porque saluda a sus abuelos en directo en televisión, o aparece aliviado por haber terminado la conferencia de prensa tras el Alemania-Iglaterra, porque “el micrófono apesta a sudor”.
Sin embargo, cuando muchos jugadores talentosos de su edad caen en la trampa del dinero fácil, Müller parece tener los pies sobre la tierra. En noviembre se casó con su prometida, con la que comparte deporte y amor por la naturaleza. “El descanso entre el Mundial y el regreso al Bayern me hará bien”, dijo.
