Desde octubre del año pasado los pehuenches de la zona de Ralco Lepoy no pueden sepultar ni visitar a sus familiares en el cementerio indígena ubicado en esa comunidad de Alto Bío-Bío.

De acuerdo a los afectados, el recinto fue cerrado en esa fecha aparentemente por un problema económico pendiente entre la familia propietaria del terreno y la empresa Endesa, la misma que construyó dos enormes plantas de generación energética sobre el río Bío-Bío.

Por esa razón, dirigentes indígenas de esa zona cordillerana se reunieron con representantes de la Conadi y de la Gobernación de Bío-Bío para buscar una solución.

María Curriao, presidenta de la comunidad El Avellano, se quejó que desde que se produjo el problema en octubre, aún no resuelven esta situación.

A juicio de la dirigenta, el gobierno y Endesa son responsables de la negativa para acceder al cementerio.

La idea de los dirigentes pehuenches es que el Ejecutivo gestione con la empresa la posibilidad que destrabe a la brevedad el problema de acceso al cementerio indígena.

Este problema se suma al del cementerio inundado por el llenado de la represa de la central Ralco, donde la exhumación de las osamentas costaría un millón de dólares.