Más de cien mil polacos se congregaron este sábado en memoria de las víctimas del accidente del avión presidencial, mientras que el presidente estadounidense y otros dirigentes invitados a los funerales de Lech Kaczynski cancelaron su asistencia por la parálisis del tráfico aéreo.
El presidente estadounidense Barack Obama anunció este sábado que cancelaba su asistencia a los funerales del domingo en Cracovia (sur) tras el cierre del espacio aéreo europeo afectado por una nube de cenizas desprendidas por un volcán islandés.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tomó la misma decisión, al igual que la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolas Sarkozy. También cancelaron su asistencia el primer ministro canadiense, Stephen Harper, y el príncipe Carlos, heredero de la corona británica.
Hasta el momento unas veinte delegaciones, de las 98 que se esperan en Cracovia, cancelaron el viaje.
El sábado en Varsovia, unas 100.000 personas se congregaron durante casi cuatro horas en una plaza de la ciudad para una grandiosa ceremonia en memoria de las 96 víctimas del trágico accidente de hace una semana en Smolensk, en el oeste de Rusia.
Las sirenas y las campanas de las iglesias sonaron en todo el país para marcar el inicio de las ceremonias, como lo hicieron este sábado a las 08H56 locales (06H56 GMT), hora exacta de la catástrofe aérea ocurrida siete días antes en Smolensk, en el oeste de Rusia.
“¡Semejantes cosas no ocurren jamás, son imposibles!” exclamó el primer ministro Donald Tusk. “Es la mayor tragedia en la historia de Polonia desde la Segunda Guerra mundial”, añadió.
El papa Benedicto XVI transmitió un mensaje de “solidaridad” al pueblo polaco, leído por su nuncio apostólico, el arzobispo Jozef Kowalczyk, durante la imponente ceremonia.
“En estos días difíciles para nuestra patria, no estamos solos. Agradecemos a los ciudadanos de Rusia que espontáneamente dieron a Polonia y a los polacos su compasión”, declaró por su parte el presidente en ejercicio Bronislaw Komorowski.
En la plaza se había elevado un altar en el mismo lugar donde el papa Juan Pablo II celebró una memorable misa durante su primera peregrinación a la Polonia comunista, en 1979.
Una simple cruz blanca fue erigida, con un enorme fondo negro con las fotos de todas las víctimas de la catástrofe.
Además de Tusk, el ministro de Relaciones Exteriores Radoslaw Sikorski, el ex presidente y fundador del movimiento anticomunista Solidaridad Lech Walesa, así como el ex presidente Alexander Kwasniewski, estaban presentes.
El hermano gemelo de Lech Kaczynski, Jaroslaw, fue aplaudido a su llegada con la hija de la pareja presidencial, Marta.
Un actor leyó los nombres de cada uno de los pasajeros que se dirigían el día del accidente hacia el bosque de Katyn para un homenaje a los 22.000 oficiales polacos muertos por orden de Stalin en 1940.
A las 17H30 (15H30 GMT), los féretros del presidente y de su esposa, expuestos desde el martes en el Palacio presidencial, fueron transferidos a la catedral de San Juan para una ceremonia religiosa, antes de las exequias del domingo en Cracovia (sur).
En su homilía, el primado polaco, Monseñor Henryk Muszynski, evocó a su vez las relaciones difíciles de Polonia con Rusia a través de la Historia y las esperanzas de reconciliación.
“La sangre derramada es capaz de unir. Es un signo de esperanza y una oportunidad de acercamiento y de reconciliación entre nuestros dos pueblos”, declaró.
“Sepamos aprovechar esta oportunidad”, agregó.
Los cuerpos de la pareja presidencial serán llevados a Cracovia el domingo por la mañana en un avión militar. La antigua capital de Polonia se preparaba a albergar hasta a un millón de personas en las exequias de la pareja presidencial.