Una investigación parlamentaria británica sobre un escándalo que implicaba a uno de los centros de investigación más prestigiosos del mundo absolvió este miércoles a los científicos sobre los que pesaban sospechas de haber alterado datos sobre el calentamiento del planeta.

El caso, bautizado “climategate” por la prensa británica, comenzó con la divulgación en noviembre pasado de miles de mensajes electrónicos de científicos de la prestigiosa Unidad de Investigación sobre el Clima (CRU) de la universidad británica de East Anglia.

Sus acusadores afirmaban que varios de estos mensajes, entre ellos algunos de su director, Phil Jones, demostraban que la comunidad científica altera datos para exagerar el efecto humano sobre el cambio climático.

Pero la investigación llevada a cabo por la comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes concluyó que no había ninguna prueba de que Jones, quien renunció temporalmente a su cargo, o el centro que dirigía hubieran alterado datos para respaldar sus teorías.

Sin embargo, la comisión consideró “reprensible” la cultura de reserva que practicaba el centro al negarse a trasmitir datos a quienes los pedían, e instó a los científicos a ser más transparentes mediante la publicación de datos sin procesar y detalles sobre la manera en que llevan a cabo su trabajo.

“El calentamiento global es un asunto de importancia mundial”, escribió en su informe el presidente de la comisión, Phil Willis. “Los gobiernos gastan billones de libras en atenuar el calentamiento global y la calidad de la ciencia debe ser irreprochable”.