Unos 30.000 pobladores de la Amazonía ecuatoriana acusan de sus desgracias a Chevron, a la cual reclaman indemnizaciones por 27.000 millones de dólares mediante un juicio ambiental que para la petrolera estadounidense es el mayor intento de “fraude” que debe enfrentar.

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El reclamo que tramita la justicia de Ecuador es ocho veces superior a lo que ExxonMobil gastó (3.400 millones de dólares) para descontaminar y compensar a unas 32.000 personas por el derrame de 50.000 toneladas de crudo cuando el buque Exxon Valdez chocó contra un arrecife en Alaska en 1989.

“A mi abuelito le aparecieron granos en la piel y fuertes dolores de estómago”, cuenta a la AFP Lenin Salinas, quien vive en una vetusta casa de madera que está a unos metros del pozo Shushufindi 38 perforado por Texaco (hoy Chevron), que exploró crudo desde la década de 1960 en la selva ecuatoriana.

Manuel, un campesino de 80 años patriarca de los Salinas, y sus descendientes se consideran afectados por las operaciones de Chevron entre 1964 y 1990 a causa de la contaminación que, según los demandantes, derivó en enfermedades como el cáncer que dejaron unos mil muertos.

Según relata, durante años su familia bebió agua de pozo “envenenada” por residuos de petróleo y sustancias tóxicas que fueron depositados sin control en piscinas abiertas junto a la vivienda, lo que incluso “mató” los cultivos.

En abril de 2007, el presidente Rafael Correa expresó que colonos e indígenas heredaron de Texaco una contaminación “30 veces mayor” que la del Exxon Valdes, lo que denunció como un “crimen de lesa humanidad”.

El mandatario socialista, reelegido hasta 2013, señaló que “ha habido exterminio de pueblos enteros por la contaminación” que él ha constatado in situ, y que “existen campesinos cuyas tierras no producen y están enfermos con cáncer”.

“Esas acusaciones (sobre cáncer) son infundadas porque no han presentado evidencias médicas para sustentarlas. Se trata de un fraude”, declaró a la AFP el portavoz de Chevron para América Latina, James Craig, este fin de semana en un recorrido por varios pozos que estuvieron a cargo de la petrolera.

Agregó que “hablan de mil muertos por cáncer y no presentan el nombre de una sola persona que haya muerto por cáncer, ni un informe médico o certificado de defunción”.

“Si hablan de indemnizaciones por muertes, ¿a quiénes se debería indemnizar? Hablan sin sustento”, manifestó Craig, admitiendo empero que aún falta la limpieza de 264 piscinas con desechos petroleros que corresponde al consorcio entre Texaco y el Estado ecuatoriano vigente entre 1972 y 1992.

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Pero el portavoz sostiene que esa reparación es responsabilidad de la estatal Petroecuador por su participación en el consorcio y luego de que la empresa estadounidense invirtiera 40 millones de dólares para limpiar otras 162 piscinas y seis áreas de derrames hasta 1998 como era su obligación.

Las piscinas del pozo Shushufindi 38 están siendo rehabilitadas por Petroecuador. “Lo que es crudo ya sacaron”, dice Lenin Salinas, quien desde la parte alta de su vivienda anota que “el cafetal fue desbrozado por la contaminación”.

Según Craig, la querella -que ha sido conocida por seis jueces ecuatorianos y tiene 200.000 fojas- está en la fase final tras ser interpuesta en 2003 y ha sido “politizada” por las autoridades de Ecuador.

Chevron enfrenta la demanda luego de que un tribunal de Nueva York le ordenó en 2001 someterse a la jurisdicción de Ecuador, siendo el primer proceso en la historia que obliga a una petrolera estadounidense a responder ante la justicia de otro país.

En su contraofensiva, la transnacional planteó un arbitraje internacional para que el Estado ecuatoriano complete la reparación y además reclama 1.600 millones de dólares por desequilibrios comerciales durante sus operaciones en el país, que, asegura, le dejaron utilidades por 497 millones.

El pasado jueves, una corte estadounidense negó un pedido ecuatoriano de suspender dicho arbitraje.

Ecuador es el miembro más pequeño de la OPEP con una producción diaria de 486.000 barriles en 2009.