El presidente estadounidense, Barack Obama, anunció este jueves la imposición de un gravámen a 50 grandes bancos, cada uno de los cuales tiene al menos 50.000 millones de dólares en activos, calificando de “obscenas” las primas que éstos planean pagar a sus ejecutivos.
“Estoy decidido a recuperar cada céntimo del pueblo estadounidense y mi decisión se fortifica cuando veo informaciones sobre los enormes beneficios y las primas obscenas en las mismas empresas que deben su sobrevivencia al pueblo estadounidense”, que continúa sufriendo por la recesión, declaró Obama en un discurso transmitido en directo por televisión.
La propuesta, que será incluida en el próximo presupuesto de Obama, se da a conocer cuando miles de firmas rescatadas con fondos públicos se disponen a anunciar grandes primas a sus altos ejecutivos en un momento de penuria económica y fuerte desempleo.
El título de la iniciativa, “Tasa de Responsabilidad en la Crisis Financiera”, es un esquema diseñado para reunir 90.000 millones de dólares en diez años destinados a las finanzas públicas, dijo un alto funcionario del gobierno a condición de mantener el anonimato.
Obama está decidido a prevenir que las firmas de Wall Street retomen sus viejas costumbres y reanuden la práctica de hacer préstamos de alto riesgo y de osadas apuestas a hipotecas y otros instrumentos a los que responsabiliza de haber originado la crisis financiera.
“Es ofensivo de parte de quienes en nuestras principales instituciones financieras sugieren que ahora pueden pagar bonos excesivos, a menudo descabellados, a sus altos ejecutivos” y no pueden devolver el dinero de los contribuyentes, dijo la fuente del gobierno.
“Nos parece una tasa factible, que respalda el objetivo de poner cargas más pesadas y menos incentivos al excesivo tamaño y al excesivo apalancamiento”, agregó el funcionario.
Por su parte, Valerie Jarrett, asesora del presidente, insistió en que “no estamos tratando de iniciar una pelea” con los bancos.
El gobierno de Obama ha señalado varias veces que se propone recuperar completamente los fondos del programa de rescate de activos ‘tóxicos’ TARP, compuesto por 700.000 millones de dólares que también fue utilizado para auxiliar a las firmas automotrices.
La propuesta del gobierno, que incluye un impuesto a los 50 mayores bancos e instituciones financieras del país, requiere la aprobación del Congreso y se aplicará únicamente a firmas con más de 50.000 millones de dólares en activos, indicó el funcionario.
De las 50 firmas, 35 tienen su sede en Estados Unidos y de 10 a 15 son filiales de empresas extranjeras. Se tardará unos 10 años en recuperar las pérdidas por los TARP, agregó.
El funcionario explicó asimismo que los bancos pequeños o comunitarios no se verán afectados por el plan y que el esquema que se está estableciendo busca evitar que las firmas pasen los gastos a los consumidores.
A pesar de que los fabricantes automotores General Motors y Chrysler también recibieron capitales de los fondos TARP, no tendrán que pagar las tasas, agregó, advirtiendo a las firmas financieras que no hagan un problema de esta omisión.
Además, agregó, no todas las firmas a las que apunta la tasa recibieron fondos TARP.
Por su parte, el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, se declaró a favor de la iniciativa de Obama. “Me congratulo realmente con esta propuesta del gobierno estadounidense, porque muestra, como he dicho antes, que el impulso político para ir en esta dirección está siempre presente”, dijo en un discurso en Washington.
“Es una gran contribución al trabajo que realizamos” agregó el jefe del Fondo, en alusión a la posibilidad de un impuesto internacional a los mercados financieros que el FMI estudia por encargo del grupo de países ricos y emergentes del G20.