El número de muertos en el atentado con coche bomba perpetrado el viernes en medio de cientos de personas que asistían a un partido de voleibol en el noroeste de Pakistán subió a 93, informó este sábado la policía.

“Otras 5 personas murieron durante la noche en el hospital gubernamental de Laki Marwat, haciendo subir el balance de víctimas a 93″, dijo a la AFP el jefe de distrito de la policía, Mohamed Ayub Khan.

Un balance anterior, dado por la misma fuente, daba cuenta de 88 muertos y 37 heridos.

El viernes, un kamikaze hizo estallar un vehículo cargado con unos 300 kilos de explosivos contra el local donde se disputaba un partido de voleibol entre dos equipos locales en Shah Hasan Khan, un poblado del distrito de Bamu, vecino a la provincia de Waziristán del Sur, feudo de los talibanes.

La explosión provocó el derrumbe de unas 20 casas en los alrededores, algunas con sus ocupantes en el interior.

“Los habitantes del pueblo asistían a un partido entre 2 equipos de esta localidad cuando el kamikaze llegó manejando un vehículo todoterreno que precipitó sobre ellos y lo hizo estallar”, relató el jefe de la policía del distrito. Unas 200 personas asistían a la competición deportiva, según la policía.

Una reunión del comité local antitalibán se desarrollaba en la mezquita situada justo al lado del terreno de voleibol cuando se produjo el ataque, indicó Mushtaq Marwat, miembro de ese “comité de paz”, al canal de televisión local Geo.

Este ataque, condenado por Londres y Washington, marca un sangriento comienzo de año en Pakistán, donde desde hace dos años y medio una ola de atentados dejó más de 2.800 muertos.

El número de atentados ha aumentado desde octubre, cuando el ejército lanzó una ofensiva terrestre contra los talibanes en Waziristán del Sur, bastión del Movimiento de los Talibanes Paquistaníes (TPP) que juró fidelidad a Al Qaida.

Las autoridades atribuyen la autoría de estos atentados al TPP y a sus aliados, que denuncian el alineamiento de Pakistán con Estados Unidos en la “guerra contra el terrorismo” en la región.

Las zonas tribales fronterizas con Afganistán son consideradas un santuario para los talibanes y Al Qaida. Washington presiona a Islamabad para que ponga fin a la rebelión islamista.