Se seguía sin tener ninguna noticia el viernes de los 2 periodistas franceses y de sus 3 acompañantes afganos secuestrados dos días antes en Afganistán, cuando estaban elaborando un reportaje a 60 kilómetros al noreste de Kabul.
El viernes a mediodía no se había emitido ningún mensaje ni reivindicación del secuestro. El jueves por la noche, el ministerio francés de Relaciones Exteriores confirmó estar “sin noticias desde el miércoles de los dos periodistas franceses y de sus acompañantes afganos”.
Los dos reporteros, de la cadena de la televisión pública France 3, salieron el miércoles por la mañana de Kabul para filmar el recorrido entre los pueblos de Tagab y Nijrab, un camino peligroso pese a la presencia de bases militares francesas cercanas.
Los dos franceses, acompañados por su traductor afgano y el hermano y el primo del mismo, deberían haber vuelto por la tarde a la capital afgana, según una periodista francesa de la cadena de televisión presente en Kabul.
Pero los 5 hombres fueron secuestrados a mitad de camino entre Surobi y Tagab, en la provincia de Kapisa, indicó a la AFP la reportera que pidió el anonimato.
Según explicó, fueron capturados por “talibanes que les tendieron una emboscada” en el pueblo de Omarkheyl, a una decena de km al sur de Tagab, donde se encuentra la base militar francesa más cercana.
Los 2 francesas habían comprado ropa afgana en Kabul para ser más discretos durante sus desplazamientos.
Llegaron a Afganistán a principios de diciembre y pasaron unas semanas con las tropas francesas desplegadas en Kapisa, adonde volvieron el miércoles por sus propios medios para rodar una secuencias adicionales.
El equipo se desplazó al pueblo de Surobi para reunirse con un contacto que debía permitirles tomar el camino hacia Tagab.
Pero según la periodista francesa, “ese contacto avisó a los talibanes que lea tendieron una emboscada”.
Unos 700 soldados franceses, del total de 3.300 despleglados en Afganistán, se encuentran en la provincia montañosa de Kapisa, donde tomaron el relevo de los estadounidenses en junio de 2008.
La región es inestable, muy influenciada por Hezb-e-Islami, el grupo armado rebelde del jefe de guerra histórico Gulbuddin Herkmatyar, buscado por los estadounidenses y aliado ocasional de los talibanes contra las fuerzas extranjeras.
En París, la dirección de France 3 no confirmó el secuestro. “Estamos sin noticias desde hace 48 horas”, se limitó a declarar Paul Nahon, director de magazine del grupo France Télévision.
El ministro francés de Defensa, Hervé Morin, que pasó la Nochevieja en una base militar francesa a unos treinta km del lugar del secuestro, indicó también estar “sin noticias” de los franceses y no haber recibido “ninguna reivindicación de ningún grupo”.
La mayoría de los extranjeros secuestrados en Afganistán y que permanecen retenidos en el país han sido liberado al cabo de unas semanas.
Pero la situación se complica cuando los raptores dan o venden los rehenes a grupos rebeldes que los llevan a las inestables zonas tribales, montañosas y retiradas, situadas a lo largo de la frontera con Pakistán, bastiones de los talibanes y de sus aliados de Al Qaida.
Fue el caso del periodista estadounidense del New York Times David Rohde, secuestrado en noviembre de 2008 al sur de Kabul con un compañero de profesión afgano y un chófer. Los dos reporteros fueron llevados al Waziristán del Norte, bastión tribal de los rebeldes en Pakistán, y permanecieron allí hasta junio de 2009.