El cohete Ariane, que hace 30 años despegaba por primera vez desde la base de Kourou, en la Guayana francesa, permitió el acceso autónomo de Europa a la carrera espacial y fue un éxito comercial, aunque ahora enfrenta una competencia creciente, sobre todo de China.
En estos 30 años, Ariane puso en órbita 238 satélites de telecomunicaciones (de un total de 277 satélites) en 193 lanzamientos, muchos de ellos dobles, una especialidad de ests cohetes, que pueden llevar dos cargas útiles.
El primer vuelo de prueba se llevó a cabo el 24 de diciembre de 1979, después de un intento fallido nueve días antes.
El programa Ariane fue lanzado en 1973 después de que los estadounidenses se negaran a lanzar al espacio satélites europeos de finalidad comercial. El programa Ariane trató de aprovechar las lecciones dejadas por el fracaso de su predecesor, el programa Europa, haciéndose cargo del control de todo el proceso, confiado al Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) francés.
Junto a los lanzamientos institucionales de satélites científicos o militares, los lanzamientos comerciales adquirieron cada vez mayor importancia con Ariane 4, cuyo programa fue adoptado a nivel europeo en 1982.
El gran lanzador Ariane 5 tuvo “las fechas clave en 1984, cuando Francia empezó a estudiar el anteproyecto; en 1987 cuando Europa lo adoptó y en 1996 con el primer despegue”, explicó a la AFP Jean Yves Le Gall, presidente de Arianespace.
La posibilidad, muy costosa, de permitir que ese lanzador enviara astronautas al espacio fue abandonada en los años 90. “El programa Hermés murió porque Europa no tenía realmente voluntad política” para llevarlo adelante, señala Gerard Breard, director técnico de Astrium Space Transportation.
Después de un primer fracaso en 1996 y otro durante un primer lanzamiento de la versión pesada ECA en 2002, Ariane 5 se asentó en su espacio propio con 35 disparos consecutivos y sobre todo exitosos.
Arianespace también aprendió de los errores de juventud, especializándose en la organización de los lanzamientos y en los servicios de operadores satelitales, mientras que Astrium, filial espacial del constructor aeronáutico y de defensa europeo EADS (casa matriz de Airbus), se ocupa del control de la obra a la hora de fabricar el lanzador.
Ariane 5 sigue siendo el único capaz de lanzar al espacio grandes satélites y lo seguirá siendo en los próximos 10 ó 15 años, hasta que llegue el futuro Ariane 6. En Guayana, el lanzador ruso Soyuz completará la capacidad europea y se ocupará de las cargas más livianas. La base de lanzamiento y el lanzador de concepción italiana Vega para satélites más pequeños, están siendo terminados.
En un contexto de competencia planetaria en el que China está cada vez más presente en el mercado de los lanzadores de satélites, Arianespace apuesta por servicios de calidad.
“Hoy en día hay una presión muy fuerte sobre los precios: vendemos mucho más caro que nuestros competidores”, reconoce Jean Yves Le Gall. “Sin embargo, lideramos la carrera: en 2009 también habremos tenido un buen año en materia de pedidos porque garantizamos fiabilidad, disponibilidad y una interfaz única para nuestros clientes”, se congratuló.
El doble lanzamiento “permite disminuir la diferencia de precios, pero la batalla es dura”, consideró Breard, para quien ese principio no tiene sólo ventajas. “En la actualidad, los operadores son antes que nada financistas” y “tener a su satélite almacenado a la espera del compañero, es dinero durmiente”, consideró.
La decisión, en marzo pasado, del operador europeo de satélites Eutelsat, de confiar un lanzamiento a China había “contrariado” al presidente de Arianespace, en una muestra más de la creciente competencia.