El desierto de Atacama no sólo es único en el mundo por su aridez, sino por un singular fenómeno que entre septiembre y noviembre lo cubre de flores. Este año se atrasó tanto que se temió no ocurriría, pero tal como nos muestra Francisco Javier Páez Gamboa desde El Salvador, el desierto florido otra vez mostró su esplendor.
Las fotos se captaron en las cercanías del balneario Portofino.
Por cierto, el desierto florido de Atacama se ha visto amenazado en los últimos años no sólo por los cambios climáticos, sino por la irresponsabilidad de turistas y vendedores ambulantes que cortan las flores, así como por las carreras de automóviles que afectan las semillas dormidas. Cuidemos nuestro patrimonio.
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