Un atentado dejó unos 80 muertos en Pesahawar (noroeste) pocas horas después que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, iniciara una visita a Pakistán para reforzar las relaciones de Estados Unidos con su aliado crucial contra el extremismo islamista.

Fuente: Agencia AFP

Por lo menos 80 personas murieron y unas 150 resultaron heridas, según fuentes médicas y oficiales, al estallar un coche bomba en un mercado repleto de gente en Peshawar, la gran ciudad del noroeste de Pakistán.

Socorristas y responsables gubernamentales advirtieron que el balance de muertos podría continuar aumentando con víctimas atrapadas debajo de los puestos callejeros destrozados por la explosión.

Una espesa columna de humo negro subía al cielo poco después de la explosión, que tuvo lugar unas horas después de la llegada a Islamabad de Hillary Clinton para una visita de tres días a Pakistán.

“Esta es nuestra lucha también y estamos comprometidos con las fuerzas militares en su valiente lucha y codo a codo con el pueblo paquistaní en nuestra lucha por la paz y la seguridad”, dijo Clinton al condenar el atentado. “Les daremos la ayuda que necesitan”, agregó.

El atentado no fue reivindicado de inmediato, aunque parece inscrito en la ola de atentados organizados por el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), que dejó 200 muertos en el mes de octubre.

Pocas horas antes, Hillary Clinton iniciaba su visita, destinada a reforzar las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán. “Queremos reforzar nuestras relaciones. No queremos que éstas se limiten a la lucha antiterrorista, aunque ésta sigue siendo nuestra principal prioridad”, explicó Clinton en el avión que la llevaba a Islamabad.

Pakistán, cuyas zonas tribales sirven de refugio a los talibanes afganos aliados de Al Qaida, es esencial en la estrategia del gobierno norteamericano de lucha contra el extremismo islámico.

La secretaria de Estado, en su primera visita a Pakistán desde que asumió el cargo, tenía previsto multiplicar las reuniones con los principales dirigentes paquistaníes.

Clinton se refirió al llegar al tema nuclear, reiterando que Estados Unidos tiene “un alto nivel de confianza” en el control de las autoridades paquistaníes sobre su arsenal nuclear.

“Pero estamos inquietos respecto de la proliferación y tenemos buenas razonas para ello”, agregó, haciendo implícita referencia al inventor de la bomba atómica paquistaní caído en desgracia, Abdul Qadeer Khan.

Para Estados Unidos, Abdul Qadeer Khan, que en 2004 admitió haber transmitido sus conocimientos a Irán, Corea del Norte y Libia antes de retractarse, sigue representando un “riesgo de proliferación” y protestó por la reciente anulación de la detención domiciliaria que pesaba sobre él.

El capítulo económico es también esencial en el plan de apoyo de Washington a Islamabad frente a Al Qaida, “el enemigo común”, en palabras del enviado especial estadounidense Richard Holbrooke, que acompaña a Clinton en su viaje.

En este sentido, la secretaria de Estado tenía previsto anunciar nuevas inversiones estadounidenses para desarrollar las infraestructura con el objetivo de mejorar la producción de energía en Pakistán, que sufre cortes energéticos diarios.

Clinton desea convencer a los paquistaníes que Estados Unidos está “comprometido en una relación de largo plazo con ellos”. Por ello, defenderá la nueva ley Kerry-Lugar-Berman que prevé triplicar la ayuda estadounidense para Pakistán, fijándola en 7.500 millones de dólares en cinco años.

Esa ley ha suscitado una fuerte polémica en Pakistán, pues numerosos paquistaníes han acusado a Washington de querer condicionar con esas ayudas la soberanía del país, argumento que sorprendió a la Casa Blanca.

El programa de la secretaria de Estado en Pakistán también prevé numerosas citas públicas -foros con mujeres y estudiantes, entre otras- para tratar de mejorar la mala imagen de Estados Unidos entre los paquistaníes.