Luis XIV, el Rey Sol, transformó el rostro de Europa y llenó su corte de músicos y artistas que cambiaron el gusto y la cultura de la época, pero Francia nunca lo honró con una exposición, hasta ahora, cuando el castillo de Versalles, que él construyó, exhibirá sus tesoros.

Fuente: Agencia AFP

Luis XIV

“Paradójicamente, Versalles, que encarnó el sueño un poco loco de un hombre, no había consagrado nunca una exposición a su creador, Luis XIV” (1638-1715), declaró a la AFP Jean-Jacques Aillagon, el director del castillo, situado a una media hora de París.

“Me pareció llegado el momento de poner fin a esa anomalía”, subrayó Aillagon, indicando que la muestra, que abre sus puertas al público el martes, tras 2 años de trabajo, revelará sobre todo el importante papel que tuvo este rey en el florecimiento de “una nueva cultura”.

Este monarca, que murió a los 75 años y que en 54 años movilizó sus ejércitos en 3 grandes guerras, pudo haber sido evocado a través de diversos aspectos: políticos, militares, económicos.

Pero la opción que se escogió para la exhibición titulada “Luis XIV, el hombre y el rey” fue ofrecer un “retrato cultural” de este monarca, centrándose sobre todo en “cuál fue su gusto, cómo se formó, cuáles fueron sus influencias”, dijo Aillagon, ex ministro de Cultura (2002-2004) .

Para ello, unas 300 obras – esculturas, pinturas, objetos preciosos, muebles, joyas, objetos en plata y oro – han sido reunidas en Versalles, hasta el 7 de febrero.

80 de las piezas pertenecen a Versalles, otras al museo del Louvre, y muchas otras han viajado del extranjero, principalmente de Inglaterra, entre ellas una pintura del castillo en construcción que ha sido prestada por la reina Isabel II.

En un recorrido por las salas – donde todavía hay alfombras por extender y cuadros que iluminar, a pocos días de la inauguración de la exhibición – emerge poco a poco un retrato más humano, distinto del que es considerado prototipo de “monarca absoluto”.

Un retrato en cera ejecutado por Antoine Benoist cuando el rey tenía 65 años revela por ejemplo que Luis XIV, uno de los más poderosos monarcas en toda la historia de Francia y Europa, no tenía miedo de que lo retrataran viejo, cansado, y hasta con una verruga en la nariz.

“Luis XIV tenía un gran interés por la imagen, por la comunicación, en eso fue muy moderno”, señaló Alexandre Maral, uno de los comisarios de la exposición.

“No quería que lo rejuvenecieran”, subraya el otro comisario de la muestra, Nicolas Milovanovic, en el recorrido por las suntuosas salas del castillo.

Se descubre, en sala tras sala, su gusto barroco y su pasión por la música, por los jardines, por la arquitectura, por el espectáculo. Y también, que podía ser un buen amigo de los artistas, a los que promovía y apoyaba.

Sobre todo, claro, a aquellos que lo retrataban bajo los trazos de Apolo, el dios del sol, como evidencian varias magníficas esculturas en mármol que adornaron sus jardines y que han sido restauradas, en ocasión de la muestra.

“Su cultura fue sobre todo sensual y visual, no literaria, aunque se rodeó de grandes escritores. Amaba a Molière, a Racine, en el teatro, y a los escritores que sabían escribir la historia de su reino”, subraya el director de Versalles.

La música acompañaba toda la jornada del rey: desde en la misa, que era una especie de concierto, hasta en los paseos y en las comidas, Luis XIV escuchaba la música que componían los compositores de su tiempo, sobre todo a su favorito, Jean Baptiste Lully, uno de los creadores que introdujo la ópera en Francia.

El Rey Sol ayudó también al surgimiento de una nueva estética, de un nuevo “gusto”, recalcan los organizadores de la muestra.

“Luis XIV fue promotor y testigo de la revolución del gusto que se produjo entre los años 1660 y 1710, cuando en un lapso de 50 se pasa de un mundo a otro: de un mundo que estaba enraizado en el Renacimiento a uno que anuncia ya la estética de fines del siglo XVIII, el neoclasicismo, la sobriedad, y la búsqueda de otra manera de vivir”, explicó el ex ministro de Cultura.

“Políticamente, Luis XIV pertenece a un sistema ya caduco. Pero a través de las artes y la cultura todavía nos habla”, a través de los siglos, concluyó.