En abril de este año, científicos de los estados pertenecientes a la denominada Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) entregaron una noticia que alertó al mundo: 2019 y el cambio climático marcarían la sexta extinción masiva de especies en el orbe.

El dato es clarificador, desde este momento están en peligro un millón de especies en todo el planeta, debido al riesgo de destrucción que corren sus hábitats y fuentes de alimentación. Algo lamentable.

Sólo el borrador del artículo señala que “el patrimonio medioambiental mundial -la tierra, los océanos, la atmósfera y la biosfera-, del que depende la humanidad está siendo alterado a un nivel sin precedentes, con impactos en cascada sobre los ecosistemas locales y regionales”.

Asimismo, el resultado es “una aceleración rápida, inminente del nivel de extinción de especies”, según el borrador del estudio. De los 8 millones de especies estimadas en el planeta -de las cuales 5,5 millones son de insectos-, “entre medio millón y un millón estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas”.

Pixabay (CCO)
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Además, estas proyecciones corresponden a las advertencias de numerosos científicos que estiman que la Tierra está al principio de la “6ª extinción masiva” y la primera desde que el hombre habita el planeta.

Próximas décadas serán claves

Ese mismo mes de abril, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) emitió su propio informe basándose en los datos previamente entregados por la (IPBES), sosteniendo que todos los casos van relacionados con el actuar humano.

En este sentido, la conclusiones preliminares parecen obvias para el organismo: “El uso de la tierra y los océanos (agricultura, explotación forestal, minas) y la explotación directa de recursos (pesca, caza) son los primeros responsables de esta sombría situación”.

A lo que agregan: “También lo son el cambio climático, la contaminación y las especies invasivas, cuyo impacto es “hoy en día relativamente menos importante”, pero “se acelera”.

Es por esto que, hace ya ocho meses, las dos organizaciones expresaron una misión clara: el desarrollo humano debe cambiar en un plazo no mayor a una década, sino este millón de especies corre serie riesgo.

“Si queremos un planeta sostenible beneficioso para las comunidades en el mundo, debemos cambiar de trayectoria en la próxima década, como sucede igualmente con el clima”, subrayó en ese entonces Rebecca Shaw, científica en jefe de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).

Especies emblemáticas

Según explica Natgeo, se considera que una especie está en peligro de extinción cuando todos los representantes de la misma corren el riesgo de desaparecer de la Tierra, independiente de cual sea el factor.

Actualmente para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, existen 5.200 ramas animales en peligro de salir de la faz de la Tierra, las cuales se pueden desglosar en aves (11%), reptiles (20%), peces (34%) y los mamíferos (25%).

Wikimedia Commons
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Entre los casos “emblemas” de esta problemática se encuentra el oso polar, el cual ha sido uno de los más afectados por el cambio climático.

Sin ir más lejos, en 2015 se firmó el denominado Acuerdo de París, el cual pretende limitar el calentamiento antropogénico a un máximo de 2 grados Celsius dentro de los próximo años, con el fin de proteger sus hábitats.

Otra especie que está en riesgo son los tigres, cuyo número en el planeta se encuentra entre lo que se denomina una “recuperación incierta”, ya que en los últimos 100 años su población se redujo en un 97%.

Fue por eso que en 2010 las naciones que albergan este felino hicieron un pacto en el que se comprometían a duplicar la población mundial para 2022, por medio de la protección de su ambiente y el combate a la caza ilegal.

Ya en 2016, países como India, Rusia, Nepal y Bhután habían informado de un “aumento significativo” en las cifras de esta especie, aunque aún se estaba lejos de la meta.

Otro caso que genera controversia es el del chimpancé común, ya que si bien su hábitat no ha sido intervenido mayormente en África, su población ha disminuido un 75% en un ciclo.

Pixabay (CCO)
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La explicación a esto está dada por la caza indiscriminada debido a su carne, la cual es vendida por contrabando hacia otras zonas de África subsahariana.

A esta situación se suma que sus grandes comunidades son muchas veces separadas por la agricultura, la tala de sus árboles, la extracción de petróleo, minería y la construcción de carreteras que atraviesan los bosques donde habitan.

Últimos casos registrados

En los últimos días conocimos los casos de dos especies que han sido colocadas dentro de grupo de animales de riesgo a cusa del cambio climático: los lemures y conejos.

Los primeros podrían ver desaparecer más del 90% de su hábitat de aquí a 50 años por este efecto, según alerta un estudio publicado por la revista Nature Climate Change.

En este sentido, la deforestación podría reducir su hábitat en un 30%, y los efectos del cambio climático podrían reducirlo entre un 14% y un 75%, según las hipótesis.

Además la desaparición de esos lémures, considerados extremadamente sensibles a una degradación de su hábitat, “tendría probablemente efectos en cascada sobre la estructura y la integridad del resto de su bosque”, ya que desempeñan un papel clave en la reproducción de varios tipos de especies vegetales, según los autores del estudio.

Por su parte, en los últimos días el conejo tradicional pasó a estar en la lista de animales en peligro de extinción en Europa, según el detalle de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

La organización reportó que el número de conejos descendió un 70 por ciento debido a la fiebre hemorrágica, presente en países como España, Portugal y el sur de Francia.

De esta forma, se informó que 30.178 especies de conejo están en peligro crítico dentro del viejo continente, componiendo un nuevo foto de preocupación.

“No sólo las enfermedades amenazan su supervivencia: los cambios de uso de suelo y la agricultura intensiva han cambiado la estructura del paisaje y han hecho desaparecer los hábitats en mosaico de los que depende este animal”, concluyeron.

Lo cierto es que todas estas información se dan en un contexto desfavorable, tras conocer los pocos acuerdos que se alcanzaron en la última COP 25, para frenar la emisiones globales que producen el Cambio Climático.

Como ya se dijo, los próximos 10 años serán claves para la sobrevivencia de millones de especies.