Apenas tres semanas después de haber prometido mano firme sobre las normas de acceso a armas de fuego, el presidente Donald Trump se encontraba el lunes bajo críticas por reflejar las posiciones del lobby de las armas.

En medio de la conmoción por la matanza de 17 personas en una escuela de Florida, el 14 de febrero, el mandatario había mostrado indignación ante la facilidad de un joven de apenas 19 años para comprar un rifle semi automático.

“Para un revólver o un arma corta la edad (legal mínima) es 21 años”, había apuntado el presidente, para seguidamente prometer que elevaría de 18 a 21 años le edad necesaria para la compra de un rifle.

Tres semanas más tardes, la promesa presidencial se ha desinflado por completo.

El aumento en la edad para comprar un arma fue excluido de una serie de medidas propuestas por la Casa Blanca para prevenir nuevos tiroteos en escuelas, un drama que periódicamente sacude al país.

Para John Fainblatt, presidente de la ONG Everytown for Gun Safety (una entidad que lucha contra la proliferación de armas en el país), el plan de la Casa Blanca “refleja una ausencia total de liderazgo”.

A último momento, apuntó, Fainblatt, el gobierno prefirió dejar el problema a los gobiernos de los Estados, y terminó por defender las propuestas de la influyente y controvertida Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés), el poderoso lobby de las armas en el país.

En vez de limitar la proliferación de armas, la Casa Blanca se empeñó en hallar una forma de armar a las escuelas, con la capacitación de profesores en el uso de armas, una polémica idea defendida por Trump y el NRA.

Apoyo insuficiente

“El gobierno trabajará con los Estados para implementar un riguroso entrenamiento con armas para el personal voluntario de las escuelas”, dijo Andrew Bremberg, asesor del presidente.

El plan de acción incluye otras medidas adicionales, como un incentivo para que los estados adopten decretos para confiscar el arma de un sujeto considerado peligroso.

También puso en marcha un comité federal sobre seguridad escolar, que incluirá maestros y expertos.

El plan de la Casa Blanca no aborda las deficiencias verificadas en los mecanismos de verificación de antecedentes para los interesados en comprar armas de fuego, verificación que es fácil de eludir mediante compras en línea o en ferias especiales.

Sin embargo, el lunes Trump afirmó en Twitter que estas propuestas representan “un avance muy fuerte”, y justificó haber dejado a cada Estado resolver la cuestión de la elevación de la edad legal porque no reunió “mucho apoyo político”.

Para el líder del Partido Demócrata en el Senado, Chuck Schumer, en cambio, las medidas son apenas “pequeños pasos, no para oponerse” a la NRA.

Plan ‘lamentable’


El plan de acción de Donald Trump es “increíblemente lamentable”,
opinó Avery Gardiner, copresidente de la Campaña para Prevenir la Violencia con Armas, otra organización que discute la violencia armada en Estados Unidos.

“El presidente propone gotas de agua para extinguir un incendio”, añadió.

Para estos activistas, lo peor del ya tambaleante plan en que la dirección de la comisión federal fue confiada a Betsy DeVos, la secretaria de Educación, quien prácticamente cada día es acusada de incompetencia.

En una de sus desastrosas audiencias ante el Senado para la confirmación a su puesto, esta multimillonaria sin ninguna experiencia en educación había justificado la presencia de armas en las escuelas “para protegerse de osos”.

“En resumen, la iniciativa (de Trump) conduce a una gran nada”, dijo la AFP Robert Spitzer, un experto estadounidense sobre el tema.