La jornada de elecciones generales en Bolivia comenzó este domingo con la apertura de las mesas electorales, en las que se elegirá al presidente y vicepresidente y se renovará el Parlamento para el periodo 2025-2030.
Los recintos electorales dispuestos en todo el país abrieron a las 08:00 (hora local) y funcionarán durante ocho horas ininterrumpidas hasta las 16:00, cuando se prevé su cierre.
La supervisión de la votación en el país está a cargo de 204.156 jurados para 34.026 mesas electorales, según datos del órgano electoral.
Entre las ocho organizaciones políticas que concurren a los comicios, dos candidaturas opositoras aparecen como favoritas para ganar la presidencia: la del empresario de centroderecha Samuel Doria Medina y la del derechista expresidente Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), quienes podrían disputar una inédita segunda vuelta si se confirma lo reflejado en las encuestas.
Si eso ocurre, será la primera vez que Bolivia tendrá una segunda vuelta, posibilidad incluida en la Constitución vigente desde 2009, que señala que habrá balotaje si ninguna de las candidaturas alcanza más del 50% de los votos válidos o un mínimo del 40% con al menos diez puntos de ventaja sobre el siguiente.
Elecciones “más importantes de la historia contemporánea”
Al inaugurar la jornada, el presidente en funciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, destacó que este proceso “es el más importante de la historia contemporánea, no sólo porque se juegan muchas cosas, sino porque coincide con la celebración del bicentenario de la independencia”, conmemorado el pasado 6 de agosto.
También reconoció que llegar a esta fecha “no fue fácil” porque “surgieron dificultades que complejizaron este proceso” incluso más que las elecciones de 2020, celebradas con medidas de seguridad por la pandemia y la crisis social posterior a los fallidos comicios de 2019.
“Las tensiones de la multipolarización de la sociedad boliviana aún no fueron resueltas de todo. Asimismo, algunos grupos y poderes fácticos se vieron tentados con la idea de afectar o interrumpir el normal desarrollo del proceso, aspecto que no pasó desapercibido para la ciudadanía”, indicó Hassenteufel.
Con todo, indicó que el TSE “enfrentó con fortaleza los distintos desafíos, defendió su independencia como órgano del Estado y mostró su capacidad para desarrollar elecciones justas, limpias, transparentes y técnicamente confiables”.
7,5 millones habilitados para votar en Bolivia
En Bolivia 7.567.207 personas mayores de 18 años están habilitadas para elegir al presidente, vicepresidente, y a los parlamentarios del Legislativo. Otros 369.308 ciudadanos votarán en el exterior, aunque ellos solamente elegirán al binomio gobernante y no están obligados a sufragar.
El voto en el país vecino es obligatorio y, tras emitirlo, la persona recibe un certificado de sufragio que deberá presentar para realizar cualquier trámite en instituciones públicas y bancarias en los 90 días posteriores a los comicios.
Bolivia cuenta para esta elección con el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) que, según Hassenteufel, junto al cómputo oficial “deberían ser suficientes para evitar las injustas denuncias de fraude o manipulación dolosa de resultados”.
También están desplegadas 14 misiones internacionales de observación electoral, las más numerosas son las de la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), además de otras cinco delegaciones nacionales para vigilar el proceso.