En una dinámica y chispeante versión de la comedia de Mozart, el afiatado segundo reparto que se está presentando en el Municipal de Santiago, dirigido por el maestro italiano Attilio Cremonesi, logra encantar y entusiasmar al público. Sus próximas dos funciones serán hoy martes 20 y jueves 22 de junio.

Por Joel Poblete

Ya a estas alturas se ha convertido casi en un lugar común, pero no por eso menos cierto: desde hace ya mucho tiempo el segundo reparto de las óperas que se presentan en la temporada lírica del Municipal de Santiago, el llamado “elenco estelar“, presenta a menudo un nivel tan alto y logrado que en más de una ocasión está al nivel de sus colegas internacionales, e incluso los supera.

Y cuando por las características de la obra interpretada se da la posibilidad de que todos los solistas sean cantantes chilenos -y que no requieran refuerzos extranjeros, como es habitual que ocurra por las exigencias de algunas partituras que así lo requieren-, el mérito es aún mayor.

Este positivo resultado se está dando una vez más en estos días con el elenco estelar del segundo título lírico de este 2017 en el Municipal: “Las bodas de Fígaro“, la magistral comedia que fusiona la música de Mozart con el texto de Lorenzo Da Ponte. Así quedó demostrado en el estreno de este reparto, el pasado sábado 17, dirigido, al igual que en el elenco internacional, por el maestro italiano Attilio Cremonesi, y en el cual sus 13 solistas son chilenos.

Las bodas de Figaro
“Las bodas de Figaro ” | Patricio Melo

Como en el otro reparto, Cremonesi vuelve a exhibir por igual tanto virtudes como aspectos que no convencen por completo: entre las primeras, la fluidez, energía y entusiasmo que extrae de la Filarmónica de Santiago, y entre los segundos, la exagerada velocidad con la que dirige algunos fragmentos más propiamente serenos y reposados. Pero en esta ocasión, en su conjunto el elenco pareció más parejo y desenvuelto, incluso más cómodo y afiatado; y no es por desmerecer a los colegas internacionales, quienes tienen algunos desempeños individuales bastante lucidos, pero acá predomina una importante cuota de picardía y comicidad que podría considerarse más latina, muy adecuada para la obra, cantada en italiano y que transcurre en Sevilla. Y es probable que eso se transmita en gran medida al público, a juzgar por los calurosos aplausos que premiaron el fin de la función.

Luego de sólidos cometidos en roles secundarios durante las últimas temporadas del Municipal, el barítono Javier Weibel asumió su primer papel protagónico en ese escenario, y su vivaz y simpático Fígaro no sólo se escuchó mucho más que el de su colega en el elenco internacional, sino además estuvo cantado con firmeza y seguridad. A su lado, se podría decir que la voz y timbre de la experimentada soprano Patricia Cifuentes no son totalmente idóneos para interpretar a Susanna en esta etapa de su carrera, pero su canto fluyó con naturalidad y en lo actoral su pizpireta encarnación de la criada fue muy lograda, conformando una efectiva dupla con su patrona, la Condesa a quien dio vida la soprano Paulina González en otra de las estupendas actuaciones a las que nos tiene acostumbrados, con calidez y sensibilidad interpretativa en lo vocal y teatral.

Por su parte, el barítono Patricio Sabaté, a quien en años anteriores habíamos visto en el Municipal protagonizando “Don Giovanni” y encarnando a Guglielmo en “Così fan tutte”, al fin cantó en ese teatro estas “Bodas de Fígaro” que junto a aquellas conforma la célebre trilogía de Mozart-Da Ponte, en esta ocasión administrando con habilidad su atractiva voz y ya reconocido manejo del estilo y talento actoral para desarrollar un excelente y convincente Conde, que supo destacar superando las exigencias del aria “Vedrò mentr’io sospiro”.

Las bodas de Figaro
“Las bodas de Figaro” | Patricio Melo

Y la notable soprano Marcela González continúa cautivando a nuevos admiradores con su bella voz y desenvoltura actoral, ahora como un divertido y ágil Cherubino. En los roles secundarios estuvieron el bajo-barítono Rodrigo Navarrete (eficaz Don Bartolo, aunque no sacó total partido a su aria “La vendetta“), la soprano Andrea Aguilar como una chispeante Marcellina y el tenor Francisco Huerta como un cómico Don Basilio de ademanes algo exagerados pero muy bien cantado, con una voz de grato timbre y amplio volumen.

También estuvieron muy divertidos el tenor Exequiel Sánchez como Don Curzio, el bajo-barítono Matías Moncada como Antonio y la soprano Annya Pinto como Barbarina, mientras nuevamente las sopranos Madelene Vásquez y Jennifer Ramírez interpretaron a las dos jóvenes en el acto tercero que también cantan en el elenco internacional, y el Coro del Municipal dirigido por Jorge Klastornik estuvo bien en sus fugaces intervenciones.

El marco escénico volvió a darlo la puesta teatral del director Pierre Constant, que si bien no altera la ambientación en la Sevilla de fines del siglo XVIII y sigue los lineamientos básicos de la obra, no había entusiasmado del todo en el elenco internacional, por el limitado y decepcionante componente visual de la austera escenografía de Roberto Platé y la iluminación de Christophe Naillet (según el diseño original de Jacques Rouveyrollis), aunque hay que reconocer que el vestuario de Jacques Schmidt y Emmanuel Peduzzi está muy bien. Y considerando que los momentos más logrados en el montaje de Constant son las escenas cómicas de conjunto, no es de extrañar que tomando en cuenta la buena química y talento actoral de este reparto, el balance general sea más divertido, dinámico y efectivo.

Las próximas funciones del elenco estelar serán este martes 20 y jueves 22, y el elenco internacional se presentará por última vez el miércoles 21.