El presidente boliviano Evo Morales agradeció el jueves en La Paz a su par austríaco Heinz Fischer por permitirle aterrizar en 2013 en su país y “salvarle la vida”, cuando otras naciones europeas denegaron el paso a su avión por sospechas de que transportaba a Edward Snowden.

En julio de 2013, cuando Morales retornaba de Moscú a La Paz tras asistir a un evento oficial, Francia, Italia, Portugal y España le cerraron temporalmente el uso de sus espacios aéreos, pues -según Bolivia- Estados Unidos les alertó que en la nave estaba Snowden, el informático estadounidense detrás de las revelaciones sobre los programas secretos de vigilancia estadounidenses.

Al no poder proseguir hacia el Atlántico, el avión de Morales tuvo que regresar y aterrizó de emergencia en Viena, donde permaneció por más de 24 horas para retomar luego su viaje a Bolivia, tras disculpas de los gobiernos de las cuatro naciones.

Mientras esperaba en Austria la autorización para retomar vuelo, Morales fue visitado por Fischer en el mismo aeropuerto.

Fue “una acción humanitaria, tan noble, y yo dije en ese momento: ‘hermano presidente, me ha salvado mi vida’, a esa conclusión llegué en ese momento”, aseveró Morales en un acto público en el presidencial Palacio Quemado, donde le impuso la condecoración del “Cóndor de los Andes”, la más alta de su país.

“Si no podíamos aterrizar en ningún aeropuerto y si el combustible no alcanzaba (para retornar) hasta Moscú, con seguridad se caía” la nave, insistió.

Fischer inició este jueves una visita de dos días a Bolivia, durante la cual se trasladará en un teleférico construido por una empresa austríaca. La Paz y Viena también firmaron acuerdos de cooperación en transporte y telecomunicaciones.

La versión de que el avión transportaba en 2013 a Snowden cobró mucha fuerza, pues el informático se encontraba en Rusia y el mismo Morales había anticipado la intención de darle asilo, si él lo solicitaba.

El incidente provocó un fuerte roce diplomático de Bolivia con los cuatro países, pues La Paz incluso dijo que un embajador español en Viena intentó vanamente revisar el avión presidencial, lo que fue rechazado, pues se arguyó que el aparato goza de inmunidad diplomática.