El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció este miércoles que realizará “un monitoreo más estricto” de los casos de ébola en su territorio, aunque insistió en que el riesgo de extensión del mal en el país es bajo.

Tras una reunión de crisis con altos asesores en la Casa Blanca, Obama destacó que si la respuesta internacional era insuficiente, la epidemia podía expandirse en África y que ayudar a ese continente representaba “una inversión en nuestra propia salud pública”.

Sin embargo, explicó que “no estamos en una situación como la de la gripe, en la que los riesgos de una rápida propagación de la enfermedad son inminentes”.

El presidente recordó que la transmisión del virus no ocurre por vía aérea y que una persona no contagiaba mientras no tuviera síntomas y se puso a sí mismo como ejemplo para dar tranquilidad a los ciudadanos. “Le estreché la mano, tomé en mis brazos y abracé (…) a enfermeras para agradecerles el trabajo valiente que habían hecho al ocuparse de un paciente. Siguieron los protocolos, sabían lo que hacían y yo me sentí completamente seguro”, afirmó.

Una segunda enfermera del hospital de Texas donde estuvo internado Thomas Eric Duncan, paciente liberiano fallecido de ébola la semana pasada, se contagió con el virus. Duncan, quien llegó sin síntomas a Texas el 20 de setiembre desde Liberia, se enfermó pocos días después. Internado el 20 de setiembre, falleció el 8 de octubre.