Si bien el Mundial tiene a millones de personas alrededor del mundo muy entusiasmados, a gran parte de los brasileños no les ocurre lo mismo. El país anfitrión ha puesto énfasis en las obras de infraestructura de las doce ciudades sede, y para concretar esos proyectos centenares de habitantes fueron obligados a dejar sus viviendas, generando un descontento social que se suma a las protestas, que se han llevado a cabo en todo el país en contra de la corrupción de la policía, malos sistemas de educación y salud, y gasto público excesivo en eventos deportivos.

El analista internacional, Libardo Buitrago, conversó en Expreso Bío Bío sobre este tema, para aclarar qué es lo que sucede en Brasil con la población, indicando que todo esto comenzó en la Copa Confederaciones, donde la presidenta Dilma Rouseff no pudo pronunciar su discurso para premiar al equipo brasileño.

“Tampoco se pudo entregar la copa, ahí fue la primera vez donde hubo una muy mala estrategia por parte de las autoridades, que subieron el pasaje del transporte público un día antes de la Copa Confederaciones”, indicó Buitrago, agregando que “ahí comenzó a brotar algo que no se percibía en los medios, quer era el malestar de los brasileños en la búsqueda del bienestar”.

Además, dijo que el presidente Lula da Silva avanzó en temas sociales, sin embargo, el nuevo Brasil quiere más atención en otras cosas como salud, hospitales y educación.

“Con lo anterior, instalado el malestar y habiendo salido a la calle, comenzó la gente a tomarse la vía pública, y adicionalmente sacaron la cuenta de cuánto salía el mundial”, señaló el analista, destacando que “los estadios fueron hechos y remodelados, y los brasileños los ven como obras faraónicas en homenaje a la corrupción”.

Esto, ya que para un recinto deportivo de tal embergadura se destinaron 150 millones de dólares para su construcción, pero se terminaron pagando 400 millones de dólares, estimándose que hay anualmente 36 mil millones de dólares de corrupción estructural en Brasil.

“Cuando el mundial termine, la preocupación de la presidenta Rouseff será cómo elabora su campaña de reelección, pensando en que después vienen los Juegos Olímpicos de 2016. Si no cumple o vuelve a ganar la reelección y no se avanza, probablemente vendría una situación más calamitosa”, finalizó Buitrago.

Escucha el análisis completo del especialista, en la conversación liderada por Katherine Ibáñez y Patricio Cuevas, en Expreso Bío Bío.