París y sus suburbios limitaron este lunes la circulación a la mitad de los vehículos por la elevada contaminación ambiental, que a menos de una semana de las elecciones municipales se convirtió en tema de campaña.

La nube de aire contaminado que cubrió el oeste de Europa, incluyendo parte de Francia, Alemania y Bélgica, justificó según las autoridades francesas las medidas drásticas adoptadas en París, sin precedentes desde 1997.

La restricción será levantada el martes, tras constatarse que disminuyó la concentración de partículas en el aire, resultantes de la combustión de motores e industrias, anunció el ministro de Ecología, Philippe Martin.

Unos 700 policías fueron desplegados en 60 puntos de control de la capital donde sólo circularon el lunes vehículos con matrícula impar, salvo autorización especial.

Los automovilistas y motociclistas que circulaban con matrícula par debían abonar una multa de 22 euros si la pagaban de inmediato y 35 euros a partir de tres días después.

Según el primer ministro Jean-Marc Ayrault los automovilistas parisinos “aceptaron” las restricciones, comunes en otras ciudades contaminadas del mundo.

París está lejos de los récords mundiales de contaminación, ostentados por ciudades de Irán, India y Pakistán.

En Francia, el umbral de alerta se desencadena cuando hay más de 80 microgramos de partículas de 10 micras por metro cúbico. Hay pocas grandes ciudades con una media anual dentro de los límites preconizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es de 20 mcg/m3. El promedio anual de París es de 38 mcg/m3.

Recta final de la campaña

Anunciadas a una semana de las elecciones municipales, las medidas para proteger la atmósfera fueron saludadas por la izquierda y los ecologistas pero levantaron una salva de críticas en la oposición de derecha.

Los franceses votan el 23 de marzo en los primeros comicios desde la llegada al poder del ahora impopular François Hollande (socialista, PS).

La derecha no necesariamente capitalizará el descontento popular, envuelta a su vez en una nube de escándalos y divisiones internas desde la derrota electoral de Nicolas Sarkozy al frente del partido UMP.

Denuncias de tráfico de influencias, abuso de poder y acusaciones de espionaje político enrarecieron también el aire de la arena política pero es difícil prever el impacto sobre los comicios municipales donde suelen dominar cuestiones locales.

La extrema derecha del Frente Nacional (FN) espera por su parte sacar ganancia de ese mar revuelto: presentó una cantidad récord de candidatos y anticipa conquistar entre 10 y 15 alcaldías.

Según encuestas, un tercio de los franceses “comparten ideas” con el FN de Marine Le Pen, lo cual en las urnas podría restar votos a la derecha tradicional en la primera vuelta y facilitar en la segunda la elección de candidatos salientes de izquierda en dificultades.

El presidente de la UMP Jean-François Copé, fustigó a las restricciones de circulación como una medida de mera “comunicación” del gobierno socialista.

La candidata a la alcaldía de París de ese partido opositor, Nathalie Kosciusko-Morizet, deploró una mera tentativa de ocultar la ausencia de política ambiental.

Su adversaria socialista Anne Hidalgo, favorita en las encuestas, se mostró por su parte favorable a un sistema de calificación de los vehículos en función de su poder contaminante.

Según las autoridades, las partículas en suspensión en el aire pueden provocar asma, alergias, enfermedades respiratorias o cardiovasculares y las más finas son consideradas cancerígenas.

Las consultas de los franceses vinculadas a la contaminación aumentaron desde el viernes en los hospitales de la capital y sus alrededores, especialmente de niños, según la ministra de Salud Marisol Touraine.