El reciente proceso de admisión a las universidades del Cruch, con los efectos de los cambios abruptamente implementados, nos muestra que éste necesita modificaciones urgentes.

Si queremos avanzar hacia un sistema que permita predecir el desempeño académico de los futuros universitarios y que además sea inclusivo entonces es totalmente necesario medir las distintas habilidades y talentos que van a influir en el desarrollo de la gran variedad de carreras existentes y en la formación de profesionales íntegros para Chile.

En vista de lo anterior, la inclusión del ranking de notas es deseable y un avance hacia aquel sistema ideal. Sin embargo, ¿poseemos actualmente un instrumento adecuado?

En primer lugar, el ranking se calcula tomando en cuenta tanto el promedio general como el promedio de la máxima nota de las tres últimas generaciones del establecimiento. Ante esto hay que considerar que las distintas promociones de estudiantes pudieron estar sometidas a diferentes situaciones y contextos, lo cual afectaría sus resultados.

Por otro lado, el actual ranking actúa como una bonificación a las notas de enseñanza media, lo cual resulta en que los establecimientos particulares reciben un mayor bono de puntaje debido a que poseen en promedio mejores notas que los particulares subvencionados y municipales. Por ejemplo, los alumnos correspondientes al 5% mejor del colegio Cumbres recibieron en promedio 29 puntos más de bonificación que el 5% mejor del Instituto Nacional. ¿Tiene esto alguna justificación? Claramente ninguna. De hecho, provoca incentivos indeseados a que los colegios inflen artificialmente las notas de sus alumnos.

Es necesario enmendar con urgencia este tipo de errores. Lo más adecuado sería un ranking de notas puro, donde el alumno que se encuentra en una misma posición relativa dentro de su establecimiento reciba el mismo puntaje independiente de si éste es municipal, particular o subvencionado; y donde se tome en cuenta solamente en promedio de notas y el máximo de la generación a la cual él pertenece. Solo así vamos a estar controlando variables como nivel socioeconómico, capital social, capital cultural, etc., de modo de centrar la atención y premiar a los estudiantes netamente por el esfuerzo y desempeño que tuvieron en sus aulas de clases.

Por último, debiese tomarse en cuenta la evidencia empírica que muestra que la ponderación ideal del ranking se ubica entre 10% y 15%, en conjunto con diversificar las habilidades que son evaluadas, ya que si consideramos que éstas se distribuyen uniformemente en la sociedad esto no solo llevará a un sistema más eficiente, sino también a uno más inclusivo.

Bárbara Manríquez, Investigadora de la Fundación Cientochenta .