Tres semanas antes de las elecciones alemanas, la canciller Angela Merkel hizo valer que la gestión de su gobierno permitió a la principal economía de Europa navegar a salvo de las turbulentas aguas de la crisis europea, en un debate televisado con su adversario de centroizquierda.

El socialdemócrata Peer Steinbrueck opuso por su parte su visión de una Alemania con mayor justicia social y más solidaria con Europa, sin alcanzar no obstante a propinar ningún golpe decisivo a la canciller, ampliamente favorita en las encuestas.

Merkel, varias veces designada como la dirigente política más popular de Alemania, apeló al crecimiento económico y bajo desempleo para intentar convencer a millones de votantes de que si gana un tercer mandato, Alemania permanecerá en manos seguras.

“Alemania es un motor de crecimiento, un ancla de estabilidad”, dijo Merkel, que lucía un collar con los colores de la bandera alemana, objeto de nutridos comentarios en las redes sociales.

“Demostramos que podemos lograrlo en tiempos difíciles”, dijo Merkel.

Una primera encuesta del instituto Forsa para el canal de televisión RTL declaró a Merkel ganadora del debate, por un estrecho margen de 44% a 43%.

El diario Bild dijo en un comentario publicado en su sitio de Internet que ambos candidatos se veían bien y calificó el resultado con adjetivos: “Steinbrueck fuerte, Merkel soberana”. El sitio rival Spiegel online opinó por su parte mediante una metáfora futbolera que el encuentro fue un empate “cero a cero”.

Merkel destacó además que su gobierno estaba reduciendo la deuda y dijo que su línea dura consistente en exigir reformas a las economías de Europa en dificultades, a cambio de los rescates, había arrojado buenos resultados.

La ofensiva principal de Steinbrueck apuntó a denunciar la tendencia a la dilación de la canciller en temas candentes como la conversión de la energía nuclear a las fuentes renovables, o a la hora de exigir aclaraciones sobre el escándalo del espionaje norteamericano, en desmedro del liderazgo de Alemania.

El desafiante de centroizquierda señaló además el incremento de trabajadores pobres en Alemania, el alza de los alquileres, e insistió en su propuesta de ayudar a las familias más pobres.

En cuanto a Europa, Steinbrueck -que fue ministro de Finanzas del primer mandato de Merkel, en un gobierno de amplia coalición izquierda/derecha- llamó al lanzamiento de “un segundo plan Marshall” en el cual Alemania tendría la oportunidad de demostrar su gratitud por la solidaridad de que fuera objeto tras la Segunda Guerra Mundial.

Hasta el debate del domingo, difundido por cinco canales, Merkel, de 59 años, se había negado a confrontar a su adversario, evitando incluso mencionarlo por su nombre, a pesar de haber adoptado en la práctica muchas de sus ideas a lo largo de los años.

Pero Steinbrück, de 66 años, nunca ha conseguido hacerse un sitio en la campaña frente a una canciller candidata que lo ha ignorado olímpicamente.

Según un sondeo publicado el domingo en el diario Bild, los conservadores de Merkel tienen 39% de intenciones de voto en las legislativas del 22 de septiembre, más que los social-demócratas y su tradicional aliado ecologista juntos (respectivamente a 23 y 11%). Los Liberales, pequeño partido de la coalición gubernamental, logran 6%.

En términos de popularidad, cerca de 30 puntos separan a Steinbrück de la canciller en los sondeos. Desde que anunciara su candidatura a las cancillería a fines de septiembre de 2012, el socialdemócrata ha perdido incluso terreno frente a Merkel, la personalidad política preferida de los alemanes.