La Casa Blanca “condenó con fuerza” este miércoles la violencia contra los partidarios del derrocado presidente Mohamed Mursi en El Cairo y se opuso al regreso del estado de emergencia.

“Estados Unidos condena con fuerza el uso de la violencia contra los manifestantes en Egipto”, declaró el portavoz Josh Earnest, tras el violento desalojo policial de los seguidores de Mursi en dos plazas la capital egipcia, que dejó más de 145 muertos.

“La violencia sólo hará que sea más complicado para Egipto ir hacia un camino de estabilidad y democracia duradera y va en contra de las promesas hechas por el gobierno interino de buscar la conciliación”, afirmó el portavoz.

Earnest también aseguró que Estados Unidos “se opone al retorno del estado de emergencia y pide al gobierno respetar los derechos humanos básicos como la libertad de asociación pacífica y seguir el proceso respetando la legislación”.

Las autoridades egipcias decretaron el miércoles, tras el desalojo de las dos plazas, el estado de emergencia durante un mes.

“Exhortamos al gobierno de Egipto y a todas las partes en Egipto a que se abstengan de usar la violencia y resolver sus diferencias pacíficamente”, aseveró el portavoz.

Obama está siendo informado de los acontecimientos que se desarrollan en Egipto por su consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, que le acompaña en su semana de vacaciones en la isla de Martha’s Vineyard (Massachusetts, noreste), desde donde compareció el portavoz de la Casa Blanca.

El gobierno estadounidense no ha cesado de pedir contención en Egipto, pero ha negado a calificar de golpe de Estado el derrocamiento de Mursi el 3 de julio por el ejército.

De hacerlo se vería obligado a cesar la ayuda anual de 1.500 millones de dólares, principalmente en materia militar.

A pesar de condenar la represión contra los partidarios de Mursi, Earnest puntualizó: “Hemos manifestado que no está en el interés de Estados Unidos hacer esta calificación”.

“Estamos revisando la ayuda que Estados Unidos envía a Egipto”, recordó.

Israel, gran aliado de Estados Unidos en la región, apoya firmemente que Washington mantenga la ayuda a El Cairo.