La máxima instancia judicial de Brasil confirmó este lunes la existencia de un sistema de desvío de fondos públicos para la compra de votos de parlamentarios durante los primeros años del gobierno del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).

En el trigésimo día del proceso que lleva adelante el Supremo Tribunal Federal (STF), en relación a un vasto sistema de compra de votos en el Parlamento por parte del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda, fundado por Lula), entre 2003 y 2005, los jueces condenaron a 12 de los 13 acusados viunculados a los cuatro partidos de la coalición de gobierno de Lula en la época.

Todos fueron acusados de recibir sobornos a cambio de su respaldo político a la gestión del presidente.

Los jueces declararon que la existencia de un sistema de compra de apoyo político en el Congreso había sido “probada”, según el sitio G1 del diario O Globo.

De los 37 acusados en este proceso abierto a comienzos de agosto en Brasilia, 22 ya fueron condenados.

Los primeros fallos de culpabilidad fueron pronunciados el 30 de agosto, con, entre otros, el expresidente de la Cámara de Diputados, Joao Paulo Cunha, el primer político de envergadura miembro del gubernamental PT en ser declarado culpable en este proceso por corrupción pasiva, desvío de fondos públicos y lavado de dinero.

En cambio, los magistrados liberaron, por falta de pruebas, a Luiz Gushiken, un allegado a Lula y exministro de Comunicación.

Las penas serán conocidas recién al término de las audiencias, en varias semanas.

El miércoles la corte suprema deberá decidir la suerte del exjefe de gabinete de la presidencia de Lula José Dirceu, del expresidente del PT José Genoino y el dextesorero de ese partido, Delubio Soares.

El caso conocido como “mensalao”, pudo costarle la reelección a Lula en 2006, a pesar de que la justicia lo había excluido de responsabilidad en la causa. Cuando el escándalo estalló, el entonces presidente se declaró traicionado y pidió disculpas públicas en nombre de su formación política.

El viernes, Lula acusó a la oposición de intentar explotar políticamente este caso en el marco de la campaña para las elecciones municipales del 7 de octubre.

“No debemos tener vergüenza” por “el mensalao”, dijo el exjefe de Estado en su primer comentario público sobre el tema.

Agregó que su gobierno había realizado más esfuerzos para luchar contra la corrupción que cualquiera de sus predecesores. Lula abandonó el poder con un nivel de popularidad del 80%.