Un italiano que confesó haber colocado la bomba que estalló en un colegio, causando la muerte a una adolescente de 16 años e hiriendo a otras cinco, dijo este sábado que el suyo fue un acto desesperado de protesta.

“Fue un gesto demostrativo porque fui estafado dos veces y mis ingresos cayeron los últimos años”, dijo Giovanni Vantaggiato al juez en una audiencia luego de su arresto del 6 de junio, indicó la prensa italiana.

Giovanni Vantaggiato, de 68 años, propietario de un depósito de combustible (gasóleo para la calefacción y la agricultura) en Cupertino, cerca de la sureña Lecce, dijo que fue estafado por dos clientes por unos 400.000 euros y que numerosos clientes, incluido el colegio en donde colocó la bomba, pusieron fin a sus contratos.

Vantaggiato indicó que construyó el mismo la bomba de 30 kg y que ensayó el detonador en un descampado fuera de la ciudad antes de activar el dispositivo en la ciudad sureña de Brindisi el 19 de mayo.

El hombre, que se quebró en lágrimas durante la audiencia, negó haber tenido un cómplice a pesar de que informes de testigos aseguraron haber visto a otra personas manipular el contenedor de basura con la bomba dentro, indicó la prensa.

Casado, padre de dos hijas, el sospechoso, un hombre taciturno y esquivo, fue filmado por las cámaras de vigilancia cerca del liceo Morvillo-Falcone antes de la explosión de la bomba, realizada en forma artesanal con tres bombonas de gas.

El fiscal Cataldo Motta lo acusó de “masacre agravada con fines terroristas” debido a “que quiso y creó terror”.

La tragedia conmocionó profundamente a Italia, reavivando el fantasma de los atentados terroristas de los años de plomo (años 70) o de un ataque de la mafia, por el nombre de la escuela, que es el de Francesca Morvillo, la esposa del célebre juez anti Mafia Giovanni Falcone. Ambos fueron asesinados en un atentado cometido en 1992.