Ocho soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN en Afganistán murieron en tres ataques diferentes el jueves y el viernes en el sur de Afganistán, anunció esta organización el viernes.

Tres militares perdieron la vida en una explosión el jueves. El viernes, un soldado murió en un ataque insurgente, y cuatro hombres fallecieron pocas horas más tarde al estallar otro artefacto explosivo.

Como es habitual, la ISAF no dio detalles sobre las circunstancias de los incidentes, como tampoco la nacionalidad de las víctimas.

Un conflicto que se prolonga por diez años se da en Afganistán, desde que los talibanes fueron expulsados del poder a fines de 2001 por una coalición internacional dirigida por Estados Unidos.

Los atentados suicidas y las bombas caseras son las armas favoritas de los insurgentes, en lucha contra le gobierno afgano y sus aliados de la OTAN.

Dos tercios de las violencias vinculadas al conflicto tuvieron lugar en el sur y en el este del país, principales bastiones de los talibanes y de sus aliados, según la OTAN.

El martes, dos atentados suicidas se produjeron en la ciudad de Kandahar (sur), ex capital del régimen talibán (1996-2001), matando a 12 personas, entre ellas 4 policías y 4 niños, e hiriendo al menos a otras 28.

El mismo día, los talibanes anunciaban su voluntad de abrir una oficina de representación en un país extranjero, al parecer en Qatar, para prepararse a negociaciones con Estados Unidos y sus aliados, sin mención del gobierno afgano.