Como si se tratara de una versión moderna de la fábula bíblica de Jonás, una surfista de Santa Cruz en California (EEUU) estuvo a punto de ser engullida por una gigantesca ballena jorobada, la que emergió violentamente mientras se encontraba de caza.

Las ballenas jorobadas -que no son ballenas en el sentido estricto, sino rorcuales- se alimentan de pequeños crustáceos y de bancos de peces que van desde las anchovetas hasta los salmones, los que tragan abriendo sus enormes fauces.

Precisamente, la bandada de gaviotas que desciende tras el salto de la ballena buscaba alimentarse de los peces desorientados que trataban de escapar de la feroz persecución del cetáceo.

Por fortuna, la joven bañista sólo tuvo que contarlo como una anécdota.

http://youtu.be/qoP1N0OyFic