El poeta sueco Tomas Tranströmer, de 80 años, psicólogo de formación, fue galardonado este jueves con el premio Nobel de Literatura “porque mediante imágenes densas, límpidas, nos da un nuevo acceso a la realidad”, anunció la academia sueca.

“La mayor parte de la colección poética de Tranströmer está impregnada de ahorro, de concreción y de metáforas expresivas”, añade la academia.

En sus últimas obras Tranströmer “tiende a un formato aún más reducido y a un grado aún mayor de concentración”, explica el comunicado de la Academia.

El secretario de la Academia, Peter Englund, declaró a la televisión pública sueca haber hablado con él y estaba “sorprendido” por este premio. “Estaba escuchando música…”, contó Englund.

Precisó que Tranströmer estaba nominado desde 1973 y que hacía 40 años que ningún escritor sueco obtenía el premio.

“No pensó que llegaría a experimentar esto”, dijo su esposa, Monica, a la agencia sueca TT y añadió que un grupo de periodistas -que cada año se reúnen frente a su residencia por si le dan el Nobel- estaba en su casa.

“También dice que se siente a gusto con toda esta gente que viene a felicitarle y a tomar fotos”, añadió.

A través de su obra, Tranströmer sugiere que el examen poético de la naturaleza permite sumergirse en las profundidades de la identidad humana y en su dimensión espiritual.

“La existencia de un ser humano no acaba allí donde acaban sus dedos”, declaró un crítico sueco sobre los poemas de Tranströmer, que considera “oraciones laicas”.

Su fama en el mundo anglófono debe mucho a su amistad con el poeta estadounidense Robert Bly, que tradujo al inglés buena parte de su obra. Esta ha sido traducida a unos cincuenta idiomas.

En sus poemas abundan las metáforas y las imágenes, que ilustran escenas simples de la vida cotidiana y de la naturaleza.

La muerte, la historia y la naturaleza son temas recurrentes en su obra.

“Se trata de la muerte, la historia y la memoria, que nos observan, nos crean, y que nos hacen ser importantes porque los seres humanos estamos en una suerte de cárcel donde todas estas grandes entidades se encuentran”, dijo Englund a la web nobelprize.org.

“Nos hace sentirnos importantes y por lo tanto nunca te puedes sentir pequeño después de leer la poesía de Tranströmer”, añadió.

Su estilo introspectivo, descrito por la revista Publisher Weekly como “místico, versátil y triste”, desentona con la vida misma del poeta comprometido en la lucha por un mundo mejor y no únicamente a través de sus poemas.

En paralelo a su creación poética, ha trabajado con jóvenes delincuentes y con discapacitados.

El poeta sueco sufrió en 1990, después de publicar decenas de antologías, una apoplejía que le dejó parcialmente paralizado y afásico y que le obligó a reducir sus actividades.

Su primera antología la publicó con 23 años, cuando era todavía estudiante en psicología, titulada “17 poemas”, en una de las mayores editoriales suecas, Bonniers, con la que siguió a lo largo de toda su carrera.

Seis años después del ataque volvió a la literatura con la antología titulada “Góndola fúnebre”, de la que se han vendido 30.000 ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía.

Su última publicación se remonta al año 2004, con “El gran enigma”, una antología de 45 haikus.

Desde entonces se centra en su otra pasión, la música, y toca a diario el piano, aunque solo con la mano izquierda, debido a la parálisis.

El año pasado, el Nobel de Literatura recayó en el hispano-peruano Mario Vargas Llosa.